viernes, 12 de junio de 2009

Qué diablos hará Piñera con la agenda progresista que marca la campaña - Las dudas de cómo enfrentará los temas valóricos y sociales.

Si a algunos les sorprendió escuchar al abanderado de la derecha comprometerse a mantener la red de protección social que se ha ido profundizando durante los gobiernos de la Concertación y que ha llegado a convertirse en la principal fortaleza de la administración Bachelet, no tiene por qué. Ese es uno de los principales elementos de la campaña del empresario y lo más cerca que se lo verá de una agenda progresista. Ello, porque sus principales aliados no están dispuestos a ceder en esa materia.

La posibilidad a la que se ha abierto el candidato de la Concertación, Eduardo Frei, de legalizar el aborto terapéutico o las uniones civiles entre homosexuales, en el marco de una agenda progresista que represente el pensamiento de los sectores más de izquierda de la coalición y a los comunistas, genera la inevitable duda acerca de cómo hará frente a esta estrategia el abanderado de la derecha, Sebastián Piñera. Tal como se ven las cosas, para este último no parece fácil convivir con el progresismo, pues su aspecto valórico le provocaría complicaciones con sus socios de la UDI. Esta situación es reconocida al interior del comando aliancista y contrasta con la postura asumida por el empresario el 2005.

Una fuente de los grupos Tantauco -equipo programático del empresario, similar a Océanos Azules de Frei- divide el progresismo en dos grandes áreas: aquella "relacionada a los temas valóricos, y el plano que se refiere al rol del Estado". Y tiene la convicción de que si la derecha ganó en el Parlamento Europeo -en las elecciones que concluyeron el 7 de junio- fue justamente porque "tiene posiciones muy centradas en relación a salud, educación, programas de vivienda. Son derechas más cercanas a la social democracia", dice. En este contexto, destaca "la importancia del proceso de reconocimiento de los beneficios de la red de protección social" que ha mostrado Piñera en materia social.

Aborto terapéutico

Sin embargo, en cuanto al aspecto valórico, la misma fuente reconoce que "desde ese punto de vista se han enfrentado tensiones en el equipo programático". Un ejemplo de ellas es el debate en torno a las uniones civiles, donde "se enfrenta una visión judeo-cristiana del matrimonio con otra bastante más liberal que apunta a reconocer una realidad presente en nuestra sociedad". En el comando del empresario explican que "por eso se avanzó en la necesidad de legislar sobre la materia". Ni hablar del aborto terapéutico o la eutanasia, dicen en la UDI, haciendo caso omiso de que en la última encuesta Ipsos, el 64,5 por ciento de los entrevistados se pronunció a favor de legislar.

En RN, en cambio, no faltan los que admiten derechamente que durante la presidencial del 2005, el empresario mostró un perfil mucho más "progre", pero lo atribuyen al hecho de que debía apuntar hacia un electorado de centro, a la vez, que diferenciarse de manera notoria de Joaquín Lavín. Ello, porque en la primera vuelta de los comicios de ese año, la derecha enfrentó el problema que ahora se está generando en el oficialismo. En esa época los fervientes llamados del ex alcalde de Santiago a efectuar primarias al interior del sector para llegar a diciembre con un solo aspirante a La Moneda cayeron en el vacío. Piñera en eso fue inconmovible, mal que mal quería medirse sí o sí con su adversario político.

Si bien el electorado de centro ahora también es un objetivo claro para la derecha, sus socios frenan cualquier ansia progresista, como ya se ha visto, tanto en materia valórica como en temas derechamente políticos. Entre estos últimos destaca el proyecto para darle el voto a los chilenos que viven en el extranjero, que durante el 2005 fue planteado como parte del programa de gobierno de Piñera, pero que durante la actual administración la derecha ha frenado en el Congreso. El argumento utilizado es que la propuesta del gobierno no da confianza y se condicionó el voto a una serie de requisitos, como por ejemplo que los favorecidos con la medida estén inscritos en Chile y viajen al país cada cinco años, con lo que la iniciativa terminó por caerse.

Avanzar sin transar

En la UDI tienen la convicción que la agenda progresista de Frei "no debiera cambiar sustancialmente la estrategia ni el discurso de Piñera", como sostiene el secretario general del partido Víctor Pérez. A su juicio, esta es una táctica "desesperada" del abanderado oficialista para "retener a la izquierda".

Un parlamentario gremialista más radical en sus opiniones subraya que el candidato de la derecha "tiene que darle una señal clara a un sector de la UDI, y también de RN, en cuanto a que no va a transar valores que son fundamentales como el derecho a la vida". Incluso asegura que si Piñera llegara a plantear posturas más progresistas en aspectos valóricos "yo no haría campaña en terreno con él".

Se decide por encuestas

Irónicamente, lo que le da tranquilidad a algunos parlamentarios de derecha de que su candidato no se va a "despeinar" es que "como mide todo por encuestas, sabe hasta donde puede llegar en los diferentes temas" y en materias valóricas está "más peinado". Por otra parte, en el gremialismo también sienten que el presidente de RN, Carlos Larraín, es un aliado en este aspecto, por su perfil públicamente más conservador. Por lo que descartan que Piñera se vea tentado a seguirle los pasos a Frei, sobre quien sostienen que "su postura en relación a temas como el aborto terapéutico o las uniones civiles le está haciendo perder credibilidad frente a parte de su electorado".

Tal como están las cosas, estiman que el candidato oficial de la Concertación "va a trastabillones detrás de Marco Enríquez-Ominami. Por lo que Piñera tiene que comenzar a diferenciarse más de este último que de Frei". En este escenario, lo más probable es que el único progresismo que aflore en la campaña del empresario sea lo relativo a la red de protección social, patrimonio de la administración oficialista, y a lo que se ha visto empujado dada la crisis económica que enfrenta el país y la alta aprobación que las encuestas el dan a Michelle Bachelet y al manejo económico de Andrés Velasco.

Por Claudia Rivas Arenas - El Mostrador.
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