viernes, 26 de octubre de 2007

Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Entrevista Post Congreso

Opiniones Post Congreso 1

Entrevista a Eduardo Frei Ruiz Tagle (El Mercurio, 15 de Octubre de 2007 Cuerpo C Página 4)
¿Qué falencias existen hoy y que es necesario eliminar en la DC?

“La DC tiene que realmente escuchar al país y decidir: bueno, vamos a escuchar al país para unos pocos o vamos a construir un país para todos. ¿Vamos a construir un país en que haya un grupito que toma las decisiones, o vamos a ampliar el poder y la participación? El Partido no se puede seguir achicando”.

¿Y cuál es el camino para solucionar “ese achicamiento”?
“Cuándo estamos diciendo que hagamos una Constitución abierta, participativa, creyendo en la libertad, creyendo en las personas, el Partido no puede ir al revés. Históricamente, la DC representó a la sociedad chilena. Había profesionales, empresarios, jóvenes, gente de las iglesias, y esa gente no está hoy en el Partido. Hoy día el Partido no es un espejo de la sociedad, sino un Partido en que hay un grupito que toma las decisiones. Ese grupito, en definitiva, está muy preocupado, además, de la cuota de poder, de los operadores políticos, y eso, a su vez, lleva a la corrupción”.

-¿Se corrompió la DC?"Si se mantiene el sistema político en general del Partido -de cuoteo y operadores políticos-, es lógico que se va a convertir en corrupto. Lo dije con toda claridad en el congreso. Levanté la mano y lo dije: yo tengo las manos limpias, nadie me puede acusar. Yo fui Presidente de la República, y puedo decir que tengo mis manos limpias, y que cualquier signo de corrupción hay que erradicarlo con toda la fuerza".

-¿Qué falencias son necesarias eliminar de la DC?"La DC tiene que realmente escuchar al país y decidir: bueno, vamos a escuchar al país para unos pocos o vamos a construir un país para todos. ¿Vamos a construir un país en que haya un grupito que toma las decisiones o vamos a ampliar el poder y la participación? El Partido no se puede seguir achicando".

-¿Y cuál es el camino para solucionar ese "achicamiento"?"Cuando estamos diciendo que hagamos una Constitución abierta, participativa, creyendo en la libertad, creyendo en las personas, el Partido no puede ir al revés. Históricamente, la DC representó a la sociedad chilena. Había profesionales, empresarios, jóvenes, gente de las iglesias, y esa gente no está hoy en el Partido. Hoy día el Partido no es un espejo de la sociedad, sino un Partido en que hay un grupito que toma las decisiones. Ese grupito, en definitiva, está muy preocupado, además, de la cuota de poder, de los operadores políticos, y eso, a su vez, lleva a la corrupción".

-¿Está "izquierdizada" la DC?"Yo he dicho que el caudal electoral de la Concertación está en la izquierda, y no en la centroizquierda. Si usted mira los votos del año 90 hasta hoy día, yo saqué más de 4 millones de votos, Aylwin sacó 3 millones 800 mil. En 2000 y en 2006, en la primera vuelta sacamos 3.100.000. ¿Dónde está ese millón de votos? Esa gente se fue. ¿Dónde está? Tenemos que recuperarla. Hoy día la votación nuestra es más de izquierda que de centro. Evidente, la DC, como porcentaje, en la Concertación es mucho más chica".

-¿Cómo se recupera esa merma?"Con un liderazgo de la DC. Y eso no significa que a mí me toca, porque acá todos dicen a mí me toca. Si aquí a nadie le toca: en política se gana en la calle, se gana con votos, pero para eso hay que tener propuestas, hay que tener ideas, hay que tener programas".

-¿La DC no los tiene?"Lo que pasa es que muchas veces no tomamos definiciones, y lo que más se le critica a la DC: indefinición. No somos chicha ni limonada, no tomamos decisiones ante las cosas. En nivel económico, una de las grandes indefiniciones que tiene el Partido es que no define el rol del sector público y el rol del sector privado. Y esa indefinición nos lleva a que las soluciones no las haga ni el público ni el privado, y ése es el peor de los mundos".

-¿Qué indefiniciones tan grandes tiene la DC?"Claramente, hoy en el tema de la ley previsional, cuando dicen que no pueden estar los bancos, no nos engañemos. Las principales AFP son manejadas por los bancos BBVA y Banco Santander. O sea, el 60% de los fondos de los chilenos en las AFP los manejan los bancos, y qué bancos: extranjeros. Entonces, no sigamos engañando a la gente diciendo que no pueden entrar los bancos chilenos, cuando los fondos de pensiones los manejan los bancos extranjeros.

jueves, 25 de octubre de 2007

La DC y su opcion Presidencial


Por: Víctor Maldonado , analista político

En la Concertación, el intento puro y simple de imponerse vía ultimátum está condenado al fracaso y al desastre.

El Congreso del PDC fue mucho más un acontecimiento programático que ideológico. El tema que subyacía a todo el debate era cómo fortalecer su búsqueda de la Presidencia del país, encabezando a la Concertación.


Siempre se puede confiar en el ex Presidente Patricio Aylwin para clarificar lo central, y, en este caso, él no ha dudado en declarar, en breve y en redondo, la aspiración de su partido de encabezar la próxima candidatura concertacionista.


Quien lleva la delantera y encabeza las posiciones, como es el caso de Soledad Alvear, se mostró como integradora de su partido, encarnación de las aspiraciones y los principales puntos de vista, evitando caer en ataques contra el Gobierno o el resto de la coalición que pretende llegar a liderar.


En otros casos, los mensajes marcaron más lo negativo, poniendo énfasis en los errores, en las frustraciones, en lo que no se consigue, en lo que está mal.


La razón es muy sencilla para este diferente tipo de comportamiento: cuando no se está a la cabeza de obtener la nominación partidaria, se puede aspirar a una representación fuerte de la base partidaria, que dé piso para posteriores movimientos.


El que extrema posiciones, simplifica mensajes hasta el límite y se muestra agresivo no es el que está mejor, al revés. Quien así actúa busca convencer a los demás de que habla por la DC, y a la DC, de que los demás lo escuchan.


Pero, al final, es una ilusión: aunque el número de agresiones por minuto aumente, esto no significa que crezca en igual proporción la adhesión popular. Y es esto último lo que cuenta.


En cualquier caso, está claro que el PDC, aun con debilidades y descontentos, sabe que ha dado un paso importantísimo al priorizar la mirada larga, de interés nacional y sostenido, en un esfuerzo meritorio de análisis y reflexión que le permite hablar desde otro pedestal.


Se puede decir que la ruta escogida es más valiosa y merece más atención que los resultados mismos del congreso. Al final, no son los documentos los que producen los cambios políticos, sino las conductas.

El tema presidencial
De modo que el intento de los liderazgos alternativos a Alvear es apoyarse en las dudas que puedan existir sobre lo que se hace, se dice o se prepara. En cambio, el intento de la presidenta del PDC es aportar certezas y definir un rumbo típicamente de centro y autopercibido así como camino de triunfo y de aglutinamiento de simpatizantes más allá de la Falange.


Es claro que quien tiene la primera opción es ella y los otros aspirantes tienen posibilidades en la medida en que sufra un tropiezo grave, algo que no parece estar entre las opciones reales del momento.


Lo que, sin duda, requiere de mayor elaboración y de análisis más completos son las proposiciones específicas, como las propuestas de reformas políticas y económicas; en particular la idea de un Congreso unicameral y otras como la defensa cerrada del fin del lucro en la educación o en el tema de la negociación interempresa o la AFP estatal.


No por nada el comité organizador del congreso se ha dado un plazo de 90 días para revisar y depurar los acuerdos alcanzados buscando una congruencia entre las propuestas y su viabilidad efectiva.


Pero, en cualquier caso, discutir temas como estos le hará bien a la política chilena y significará la entrada de aire fresco al debate nacional, demasiado circunscrito a polémicas más acaloradas que sustantivas.
En el tema presidencial, la DC oscila entre varias actitudes a tomar. Algunos arguyen sobre la conveniencia de que un militante de sus filas represente a la Concertación en la próxima elección. Otros suben el tono y lo presentan como la única alternativa aceptable. Unos terceros optan por decir -como Eduardo Frei Ruiz-Tagle- que la postulación presidencial se gana en la calle y no diciendo “a mí me toca”.


Lo único que muestra el conjunto de estas reacciones es que la DC aún no adquiere suficiente seguridad en su propia opción presidencial y que debe seguir trabajando intensamente en ello en los meses que siguen.


Basta echar un vistazo en las actitudes mencionadas para cerciorarse de lo que decimos.


La idea de la conveniencia de un abanderado DC no encuentra muchos detractores en la Concertación. La experiencia de muchos falangistas es que al empezar a argumentar en este sentido con sus aliados, son interrumpidos por el interlocutor, que complementa y ahonda por su cuenta en los puntos que demuestran lo positivo que resultaría que tal cosa ocurriera. El punto está en que todos sabemos que eso no basta.


Los menos convincentes son los que declaran desde ya que no aceptarán otra alternativa que no sea DC. El problema aquí no reside únicamente en que quienes la adoptan esta conducta muestran, a las claras, que con ellos la diplomacia nacional no ha perdido ningún gran valor cuando decidieron dedicarse a otra cosa. El problema es que suena a falso.


De la flecha roja al perro del hortelano


La DC fue decisiva en la construcción de la Concertación. Sabe también cómo se mantiene. Y sabe que con ese tono no se hubiera llegado nunca a conformar una coalición mayoritaria.
El tono que se adopta es inverso al poder que se tiene. Mientras más fuerte es la Democracia Cristiana, más suave y comedido es el tono que emplea.


En el inicio de la transición, cuando tenía un peso incontrarrestable, fue cuando más espacio cedió a sus socios. Fue una actitud generosa, pero también era exactamente lo que correspondía que hiciera. Cuando estaba en situación de imponer condiciones, fue cuando menos quiso hacerlo. Así que si se adoptan actitudes públicas mirando la reacción de los militantes enfervorizados, no se gana nada. Adoptando actitudes de chico rosquero no se avanza un paso. Con seguridad, ocurre al revés. Gente favorablemente dispuesta a darle la razón a la DC, no tiene otra alternativa que retroceder ante muestras de una inusitada arrogancia incompatible con cualquier noción de autorrespeto.



En la Concertación, el intento puro y simple de imponerse vía ultimátum está condenado al fracaso y al desastre. Por lo tanto, se trata de un callejón sin salida, por donde sería estúpido internarse. El punto está en que exigir a los cuatro vientos que se lleva al candidato, no basta. Y todos lo sabemos. La tercera actitud, ganar la opción presidencial por el apoyo popular es, por supuesto, la más sensata, aun cuando de momento la DC la está aplicando al caso de la competencia interna. Pero esto se trata obviamente de la primera parte de un proceso. Porque lo que para todos es decisivo dentro y fuera de la DC, aún más que el procedimiento con que la Concertación escoja a la persona que la represente, es que ella tenga la opción de superar al candidato mejor posicionado de la oposición.



Si él o la candidata DC resulta competitivo, tiene muy buenas opciones de conseguir la nominación unitaria.Pero si no logra una opción indiscutible, y otros están mejor posicionados, entre las opciones que queden al momento de tener que elegir, ¿por qué se habría de entender como opción cerrada? Para que la Democracia Cristiana pueda competir necesita tiempo y unidad. La falange ya tiene experiencia en eso de ir al ritmo de su candidato menos posicionado. Éste no podía ganar, pero con la demora podía hacer que se quedara con pocas opciones al competir fuera.



Este proceder es letal. Si la propia DC duda demasiado en escoger su candidato, ¿por qué habría de convencer a los demás de sus cualidades? La DC tiene que tomar decisiones que comprometan a todos sus militantes. Tuvo un buen congreso pero ha tenido una mala semana postcongreso por no cuidar su presentación pública. Salió el que quiso, diciendo lo que quiso y del modo que quiso. No puede volver a pasar. No si quiere ganar como partido el liderazgo de la Concertación.

lunes, 22 de octubre de 2007

Congreso Ideologico


DESDE LA DC PARA CHILE

La Democracia Cristiana reunida los días 12 y 13 de octubre
en su V Congreso para el Cambio, ha debatido
fraternalmente sobre el futuro de Chile y su gente.

La DC siempre se ha anticipado a los tiempos, por eso con
espíritu unitario y sobre la base de una visión humanista
cristiana y progresista, la DC ha pensado el Chile de aquí al
2027.
Este encuentro resume el trabajo de más de un año a nivel
comunal, provincial y regional, donde se escucharon las
demandas de los ciudadanos y la sociedad organizada en
todos sus niveles, para formular propuestas que den
respuesta a los nuevos desafíos que los chilenos y chilenas
nos demandan.
Ha sido un proceso transparente y participativo.
Ese fue nuestro desafío, y hoy estamos orgullosos de
compartir con los chilenos y chilenas el alto nivel del debate
alcanzado en este Congreso, que aportará una mirada
desde el centro político a los retos que tiene el Chile de las
próximas dos décadas.
Al inicio de este Congreso, planteamos 5 desafíos: Como
conseguir un país más feliz; Un país con desarrollo
para todos; Un país más moderno y conectado; Un
país que siente al poder más cercano y Un país
humano y más armónico.
Este Congreso ha acogido estos desafíos y ha aprobado las
siguientes propuestas
La Democracia Cristiana ha reafirmado su amor y
compromiso con la persona humana, asegurando el
derecho a la vida desde su inicio.
Hemos ratificado nuestro ser comunitario y que
nuestro partido basa su acción en tres valores
esenciales: libertad, justicia y solidaridad, al que
agregaremos la fraternidad.
Que somos un partido doctrinario e ideológico, que
orienta sus acciones en principios y valores
fundamentales. Que creemos en el sentido ético de
la política como noble expresión de servicio público,
lo cual se expresa en la búsqueda permanente del
bien común y la verdad.
Reiteramos que somos un partido no confesional y
que integra las visiones y los aportes de las
diferentes comunidades religiosas y de nuevas
fuentes del pensamiento intelectual, que vienen a
enriquecer nuestras raíces, sustentadas en la
doctrina social cristiana.
La familia es para la Democracia Cristiana la
primera y más importante comunidad. Es la base
para el desarrollo de la persona y la vida en
común; el espacio del cuidado de los hijos, del
afecto y la protección entre sus miembros; de la
formación de valores y transmisión de la cultura;
de la construcción de confianza y conciencia de
derechos y responsabilidades sociales.
Promovemos la búsqueda del amor estable y la
familia unida que tiene su expresión ideal en el
matrimonio entre un hombre y una mujer.
Los democratacristianos creemos que es necesario
reconocer y proteger todas las situaciones
familiares, especialmente aquellas más vulnerables.
La Democracia Cristiana acordó incluir en la
declaración de derechos fundamentales de la
persona, el derecho a tener una familia.
Nuestra población está envejeciendo, por eso
promoveremos políticas de fomento a la natalidad
responsable.
Debemos poner énfasis en el apoyo a las familias
que decidan tener varios hijos. Para ello
proponemos la creación del Ministerio de la Familia
y Asuntos Sociales. Aumentar el post natal
masculino y combatir la discriminación de la mujer
en los costos por conceptos de maternidad o edad
fértil.
Queremos que se reconozca constitucionalmente el
derecho social de toda familia a contar con una
vivienda digna.
Asimismo, en materia de cultura e identidad, hemos
expresado la necesidad de reconocer
constitucionalmente a los pueblos originarios y
ratificar la declaración de Naciones Unidas sobre los
derechos humanos de los pueblos indígenas.
La Democracia Cristiana pone como prioridad
política el equilibrio de género en todos los ámbitos,
promoviendo los necesarios cambios culturales,
sociales, institucionales y legales.
Repudiamos absolutamente la violencia basada en
el género, que afecta a las mujeres en el plano
económico, político, sicológico, sexual y físico, en
especial el femicidio como uno de los grandes males
sociales.
La justicia social es un concepto que está
estrechamente ligado al de igualdad de
oportunidades, donde se encuentra la idea de
derechos económicos y sociales mínimos
garantizados para todos.
Por ello, impulsaremos un conjunto de reformas
políticas y constitucionales que permitan avanzar
hacia un verdadero estado democrático y social de
derecho. Y una red de protección social que
reconozca estos derechos.
Reiteramos nuestro compromiso con una educación
de calidad, donde la acción de los privados debe
estar orientada de manera esencial por su
motivación de aportar al proceso formativo de
nuestros niños y jóvenes.
Asimismo, hemos dicho que las ciudades deben ser
espacios de integración y cohesión social.
Promoveremos el derecho a la ciudad, que permita
a todas las personas disfrutar de sus beneficios sin
exclusiones ni segregaciones.
A su vez, con el fin de constituir a la innovación en
un pilar estratégico para el desarrollo, la DC
promoverá un incremento significativo del gasto
público en innovación.
En lo relativo a la economía, hemos propuesto la
desconcentración del poder económico, una mejor
distribución de los ingresos, un desarrollo basado en
la persona, arraigado en las comunidades y que
respete el medioambiente.
La macroeconomía debe preocupase de los
equilibrios globales, que van más allá de cuentas
fiscales equilibradas. El banco central debe
preocuparse también del crecimiento y el empleo.
Requerimos generar una nueva estrategia de
desarrollo basada en una economía social de
mercado, con el objeto de adecuarla a la nueva
etapa que vive el país, sus desafíos y posibilidades.
El estado debe tener los medios para participar en
forma directa y eficiente en la provisión de bienes y
servicios de interés social, cuando sea necesario.
Sin energía no hay desarrollo. Hemos establecido
que deben explorarse todas las alternativas
disponibles, bajo la convicción de que la energía es
indispensable para el crecimiento y la eliminación de
la pobreza.
Todo ello, sin descuidar el debido resguardo de
nuestro medioambiente y los recursos naturales.
Los democratacristianos entendemos que el trabajo
humano es el centro de la economía. Seremos los
principales promotores del trabajo decente y de un
salario ético.
Nuestro partido liderará las propuestas para hacer
de la negociación colectiva una herramienta eficaz
de los trabajadores y promoveremos la creación de
un Consejo Económico Social, como instrumento
permanente de diálogo y desarrollo social.
La DC ve a las Pymes y a los emprendedores como
instrumentos centrales de la nueva fase de
desarrollo. Debemos asegurarles un mejor acceso a
los mercados y generar una institucionalidad única y
del más alto nivel para su desarrollo integral.
Para garantizar la actividad económica de los
distintos tamaños y tipos de empresa, el estado
debe diseñar normas, instrumentos y políticas que
reconozcan las diferencias entre las empresas de
acuerdo a su envergadura y realidad.
Camaradas, dijimos que íbamos a modernizar
nuestro partido. Pues bien, hemos recibido el
mandato para formular un nuevo estatuto del
partido democratacristiano que busque hacerlo más
democrático, transparente, abierto, eficiente y
descentralizado. Jerarquizando la condición del
militante y poniendo límites a la reelección en los
cargos internos.
Para fortalecer y legitimar el sistema político en
Chile, hemos señalado nuestra decisión de
promover una nueva Ley de Partidos Políticos.
Planteamos también, optar por un parlamento
unicameral, poner límite a la reelección de los
cargos de elección popular y proceder a la elección
democrática de los gobiernos regionales.
Del mismo modo, los democratacristianos creemos
que llegó la hora de dotar a Chile de una nueva
constitución, efectivamente democrática y que sea
la carta de navegación que le permita a Chile ser
una sociedad, más desarrollada, más moderna e
integrada.
Chile necesita un Estado que sea un líder
estratégico, un estado fuerte y que invierta en
forma eficiente los recursos de todos los chilenos, lo
cual exige reestructurar radicalmente el estado.
Estamos en el siglo 21, en la era de las
comunicaciones.
Debemos transformar la información en un derecho
social, que contribuya en los procesos de promoción
del pueblo.
Tenemos que democratizar los medios de
comunicación. Promoveremos la creación de nuevos
medios de comunicación y el fomento de redes
solidarias de comunicación social.
Para cumplir ese objetivo, es indispensable adoptar
un sistema de televisión digital, que privilegie la
existencia de más canales, mejores contenidos, más
oferta de comunicación a nivel nacional, regional y
local, que genere más democracia y diversidad
cultural.
La seguridad pública se ha transformado en una de
las principales preocupaciones de los chilenos y
chilenas.
Los democratacristianos consideramos que la
Seguridad Ciudadana es un bien público que debe
ser garantizado a las personas y sociedad en su
conjunto.
Queremos ser líderes en la construcción de hogares,
barrios y ciudades seguras y en impulsar la
persecución penal eficiente de la delincuencia. Para
ello, comprometemos políticas públicas para que
nuestros barrios y calles sean seguros y tranquilos,
con espacios públicos y desarrollo urbano
equitativo. Instaurando el concepto de Tranquilidad
Ciudadana en reemplazo de seguridad ciudadana
para poner el acento en
En materia de política internacional, hoy la
Democracia Cristiana ha comprometido su trabajo
para relevar el tema ambiental en la agenda
internacional, abogando por la implementación de
los contenidos de la Convención de Naciones Unidas
sobre el cambio climático y el protocolo de Kyoto.
Para la DC, las relaciones vecinales de Chile, son un
tema de paz, integración, desarrollo, seguridad y
cooperación. En este contexto, manifestamos
nuestra disposición para avanzar hacia el
perfeccionamiento del acceso de Bolivia al mar, de
manera mutuamente satisfactoria.
En materia de Defensa, reiteramos que es una
política de Estado y que debe ser participativa,
plenamente transparente y generadora de acuerdos.
Reiteramos nuestra voluntad de poner fin a la Ley
Reservada del cobre y procurar que las Fuerzas
Armadas cuenten con el personal y los recursos
necesarios para cumplir adecuadamente su función.
Estas son nuestras propuestas para ganar el futuro.
Estas definiciones son trascendentales y obligan a
todos los democratacristianos.
Durante un año abrimos nuestras puertas y
ventanas para escuchar a Chile. Hoy con humildad
le pedimos a los chilenos y chilenas que escuchen a
la DC.

viernes, 19 de octubre de 2007

Historia de la Democracia Cristiana Chilena



Los orígenes de la Democracia Cristiana se remontan a fines de la década de 1920, cuando un grupo de jóvenes del Partido Conservador, la mayoría de estratos socioeconómicos medios y profundamente motivados por la doctrina social de la Iglesia Católica, comienzan a tomar distancia de las convenciones ideológicas que hasta ese momento habían apoyado.Los Jóvenes Conservadores vieron en esta doctrina social como una alternativa disponible para frenar el avance del comunismo, que conocían más de cerca que sus mayores debido a su participación en el ambiente universitario y a sus incursiones en las barriadas populares.

El Partido Demócrata Cristiano o también conocido como Democracia Cristiana fue fundado el 28 de julio de 1957 en el Salón de Honor del Congreso Nacional, mediante la unión de la Falange Nacional, el partido Conservador Social Cristiano, el Partido Nacional Cristiano y un grupo proveniente del Partido Agrario Laborista.Este nuevo partido político quedo en manos de los hombres de la Falange Nacional y del recién electo senador por Santiago, Eduardo Frei Montalva, quien comenzó a perfilarse como una posible figura presidencial. Esta nueva agrupación política se presentó como una alternativa al capitalismo y al socialismo, donde se privilegió la estrategia del “camino propio” para llegar al poder y solucionar lo que denominaron “crisis integral” de Chile.Al poco tiempo, la Democracia Cristiana llegó a controlar todas las federaciones universitarias y en 1958, presentaron al prestigioso abogado y Senador Eduardo Frei Montalva, como el primer candidato presidencial demócrata cristiano, obteniendo un promisorio tercer lugar, detrás de Jorge Alessandri y Salvador Allende.


A partir de entonces este nuevo y renovado Partido Demócrata Cristiano comenzó un periodo de ascenso electoral.Ya en 1964, para las elecciones presidenciales que habrían de elegir al sucesor del Presidente Jorge Alessandri Rodríguez, los partidos políticos se agruparon en torno a tres candidaturas de la siguiente forma:-La Candidatura de Don Eduardo Frei Montalva fue respaldada por el Partido Demócrata Cristiano.- La Candidatura de Don Salvador Allende fue respaldada por el Frente de Acción Popular (integrado por el partido comunista y socialista)-La candidatura de Don Julio Durán fue respaldada por el Frente Democrático (partido liberal, conservador y radical)

La candidatura de Eduardo Frei Montalva gano con la mayoría absoluta de los sufragios, hecho que no ocurría en la política de Chile desde hacia largos años. Además se convirtió en el primer presidente demócrata cristiano del país y de América Latina.

Presentando al país un programa denominado “La Revolución en Libertad”, programa que planteaba una reforma estructural del país a través de la creación de cooperativas y nuevas organizaciones sociales como juntas de vecinos y centros de madres. Además la administración de Frei impulsó el plan de "promoción popular", la chilenización del cobre (que luego seria finalizada como nacionalización por el gobierno de Allende) y la polémica reforma agraria.El gobierno de Frei estuvo constituido principalmente por miembros del Partido Demócrata Cristiano y simpatizantes de dicho partido.

Esta formula de gobierno con un solo partido había sido conocida en Chile en dos ocasiones, y por un breve periodo: en 1947 con el Presidente Gonzáles Videla que organizo un gabinete formado solo por el partido radical y en 1955, el Presidente Ibáñez con el partido agrario laborista.A fines de los años 1960 un grupo de militantes "rebeldes", entre los que se contaba Rafael Agustín Gumucio y Vicente Sotta, convencidos de la necesidad de transformaciones sociales más radicales, abandonaron el partido y formaron el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU).

Durante las elecciones de 1970 la DC llevó como candidato a Radomiro Tomic, quien perdió frente al socialista Salvador Allende.

Mas tarde el PDC se ubicó en la oposición e incluso estableció pactos electorales con la derecha lo que llevo a que un pequeño grupo de militantes fundara el Partido Izquierda Cristiana para apoyar el gobierno del socialista.Sin Embargo la gran mayoría estuvo a favor de una alianza con la derecha para enfrentar a la Unidad Popular y el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. El principal crítico del Gobierno de la UP fue el ex presidente Eduardo Frei Montalva quien era la figura de mayor peso en la oposición. Y luego cuando estalló el golpe militar, el 11 de septiembre de 1973, Frei aseguró que esto era algo inevitable producto de un escenario que se había vuelto caótico.Cuando ocurrió el golpe militar muchos de los principales dirigentes de la DC como Eduardo Frei Montalva, Patricio Aylwin o Edgardo Boeninger (rector de la Universidad de Chile) manifestaron su alivio abiertamente ya que creían que no existía otra salida.Pero al poco tiempo después de que Augusto Pinochet encabezara el gobierno militar, el apego al poder de este y las constantes denuncias de violaciones a los derechos humanos a los militantes de izquierda, llevaron a la DC a declararse oficialmente en contra del régimen militar, liderando una alianza política con la izquierda que mas tarde derrotaría al General Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988.

Posteriormente el PDC fue impulsor de la Alianza Democrática, que encabezada por el DC Gabriel Valdés, pretendía movilizar al pueblo, para acabar por un plebiscito, con el gobierno militar. Esa alianza fue la antecesora de la actual Concertación de Partidos por la Democracia, que desde 1990 gobierna el país.Luego la Concertación de Partidos por la Democracia,llevó al demócrata cristiano Patricio Aylwin Azócar, a la presidencia de la República y el partido obtuvo en las parlamentarias el 26,6% de los votos.
Gracias al buen Gobierno ejercido por Aylwin, permitió que en la siguiente elección presidencial (1993) volviera a triunfar un militante del partido, Eduardo Frei Ruiz-Tagle (hijo del fallecido Ex Presidente Eduardo Frei Montalva) que hasta ahora ha sido el último presidente democratacristiano que ha ejercido el poder desde la transición a la democracia.

En la actualidad el Partido Demócrata Cristiano esta dividido principalmente por dos corrientes: los “colorines” (en alusión al colorin Senador Adolfo Zaldivar) y los “alvearistas” (los que apoyan a la Senadora Soledad Alvear). También la Democracia es la segunda fuerza política del país después de la UDI, de acuerdo con la última votación parlamentaria.

Los Pelucones


Se llamó, en forma despectiva, Pelucones al partido político de tendencia conservadora por la monarquía, en alusión a las pelucas que llevaba la aristocracia. Según Vicuña Mackenna, habrían sido los Carrera quienes les pusieron este apelativo a los diputados realistas e indecisos que no estaban de acuerdo a acelerar la independencia en el Congreso de 1811.Esta agrupación tiene una extensa trayectoria histórica, fueron de gran influencia para posteriores partidos de los siglos XIX y XX.No tienen una fecha de fundación exacta, puesto que antes del gobierno de Montt, los militantes eran simplemente conocidos como pelucones.

Aún sin ser una organización fundada, estaban pendientes de los intereses de la aristocracia vasco-castellana chilena.Aceptando no de muy buena gana la independencia, este grupo de gente se volvió más heterogéneo, aceptando entre sus filas a toda persona deseosa de un nuevo régimen con una continuidad del modelo político y social que se diera en la Colonia. Es decir, congregó partidarios de un gobierno autoritario, cercano a la Iglesia Católica y que la participación en cuerpos colegiados fuese privilegio para exclusivamente las grandes familias tradicionales de la capital.

Extrañamente los Pelucones se unieron a los liberales en el movimiento que derrocó a O’Higgins en 1823, puesto que a su juicio, la reciente abolición de los títulos de nobleza y el uso de sus escudos familiares era un agravio.Pero esta inestable alianza no duró mucho; al poco tiempo Pelucones y Pipiolos eran enemigos otra vez. Los Pelucones consideraban a los Pipiolos culpables de haber hundido al país en la anarquía y haber tenido práctica de libertades públicas inadecuadas para la realidad social chilena, entre 1823 y 1829, durante el período conocido después como Organización de la República.

En 1828, los Pelucones se aliaron con los O’Higginistas y estanqueros, complotando contra el gobierno Pipiolo para alcanzar el poder, participando en la Revolución de 1829.En 1858, se consolidaron bajo el nombre de Conservadores, después de que el Sr. Montt tuviese con la Iglesia Católica. Los ideales de este partido postulaban la defensa de los principios religiosos, llegando a confundirlos con los privilegios de los cuales gozaba el clero y con los intereses de la clase alta.Tocando fin el gobierno de Montt en 1861, Pelucones y Pipiolos unieron fuerzas, formando la fusión liberal-conservadora y postulando como candidato a José Joaquín Pérez, quien resultó presidente de la República electo en 1861, tras cuyo mandato le correspondió el turno a Federico Errázuriz Zañartu.Junto a los liberales, los conservadores se mantuvieron en el poder.

Mas, en cuanto a cuestiones religiosas, tuvieron algunas diferencias; se puede mencionar la creación de cementerios laicos, el matrimonio civil o la separación de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, lo que causó que la frágil alianza se desmoronase fue la enseñanza, porque el ministro de Instrucción Pública del partido Conservador, Abdón Cifuentes Espinosa, otorgó a la Iglesia Católica la facultad de conceder títulos profesionales.Posteriormente, para las elecciones de 1886, los Conservadores mostraron como candidato a José Francisco Vergara. Su partido le solicitó que, de salir electo, diera marcha atrás a las reformas laicas del presidente liberal Domingo Santa María (1881-1886), razón por la cual Vergara renuncia a la candidatura. Sin opositor, acabó siendo elegido presidente, José Manuel Balmaceda. El Partido Conservador rechazó el gobierno de Balmaceda, lo cual constituyó la principal causa de la Guerra Civil de 1891.

Humanistas. Pero, siempre Cristianos

por Fabián Mella Olivos, Estudiante Derecho UDP.
Introducción
En 2007, el Partido Demócrata Cristiano habrá cumplido 50 años de existencia . Medio siglo lleno de altos y bajos, reveces y derechos, con períodos difíciles para sus militantes y otros un poco más felices. 50 años en que el partido de la flecha roja ha definido en parte importante el rumbo del país. Pero a estos 50 años hay que sumarle unos cuantos más, pues la historia del partido retrocede al menos a la década del 30, ya que pueden encontrarse sus antecedentes en la Falange Nacional, y aún más atrás en el Partido Conservador, más concretamente en el Movimiento Nacional de la Juventud Conservadora.
Pero no estamos aquí para realizar un estudio histórico del Partido, sino para analizar y hacer un juicio crítico con esos antecedentes, más la doctrina esencial y natural del PDC, su actuar en los últimos 15 años y su alianza con movimientos de corte izquierdista –renovados claro está, pero izquierda al fin y al cabo- que en principio se contraponen a la esencia misma del Cristianismo llevado a la acción política.
Para lograr el objetivo propuesto, trataremos de responder a 3 preguntas básicas, pues por razones meramente espaciales, hemos de hacer simplificaciones que no necesariamente deberían hacerse, dichas interrogantes son: a) ¿En qué se basa la doctrina del Partido Demócrata Cristiano?; b) ¿Es posible compatibilizar en un programa de gobierno –tanto en su aspecto formal y práctico- la doctrina del PDC con la de grupos que no tienen dicha ideología?; c) ¿Qué tanta concordancia existe entre lo postulado por el PDC y el pensar y actuar de sus militantes (considerando a sus líderes, militantes y simpatizantes)?.
Con bastante humildad se tratará de satisfacer a las anteriores cuestiones y dar una respuesta global con proyecciones futuras, que si bien es difícil que surja efecto alguno, existe la esperanza de este autor, de que al menos permita abrir un debate que no es nuevos, pero que para algunos democristianos, ya esta resuelto, no en lo formal, pero sí claramente en su actuar.
A. Doctrina Demócrata Cristiana en relación al Cristianismo.
Como ya se indicó más arriba, el PDC surge del viejo Partido Conservador, con una verdadera “revolución” juvenil dentro de sus filas, que inspirada especialmente por las Encíclicas Sociales de la Iglesia Católica -en particular la RERUM NOVARUM - , toma banderas de luchas sociales, denuncia los males de las clases oprimidas y decide actuar en ámbitos que antes no eran vitales para la vieja clase política chilena. Esta “revolución” no es en ningún término marxista o armada, es un movimiento esencialmente rebelado, pero con características propias. Tomando un frase de Charles Peguy, los jóvenes del Movimiento Nacional de la Juventud Conservadora (justo al tiempo de conformar la Falange nacional) definieron su grupo de acción y métodos de lucha de la siguiente forma “nuestro movimiento, el único auténticamente revolucionario en esta hora política, será un revolución a la manera cristiana, o no lo será” . Existe entonces la convicción en la juventud rebelde, de cambiar las cosas, de actuar de manera diferente, de avanzar socialmente, pero siempre teniendo a la vista al Cristianismo como motor de esa lucha, pues o es de “manera cristiana”, o simplemente no es.
Surgirá la pregunta acerca de cómo se aplica al Cristianismo en la acción política y social, y para ello se usa de guía maestra al gran filósofo francés Jaques Maritain . El filósofo (J.M.) configura con gran maestría un método de acción política puramente cristiano, más propiamente tal “Humanista Cristiano”, denunciando primero la gran “crisis de nuestra civilización”, el grosero “engaño del marxismo y del racismo” y planteando la idea de una “Nueva Civilización Cristiana” que inserta en un mundo secular, da valor a lo verdaderamente esencial, lo trascendente, lo espiritual, en palabras de Maritain puede decirse “La nueva era del cristianismo, si es que ha de sobrevenir, será una era de ajuste de aquello que fue separado; será la época de una civilización cristiana `secular´, en la que las cosas temporales, la razón filosófica y científica y la sociedad civil gocen de autonomía y al mismo tiempo reconozcan el papel animador e inspirador de desempeñan desde su plano superior las cosas espirituales, la fe religiosa y la Iglesia”.
Si bien puede catalogarse de pura filosofía abstracta, es justamente esta concepción del hombre y de la sociedad, la que lleva a actuar de manera distinta a otros grupos políticos, pues el método debe ser siempre Cristiano, lo cual implica aplicar necesariamente los principios y valores del Evangelio –para no remitirnos necesariamente a la Iglesia- al acción política, descartando de plano todo aquello que contravenga este precepto fundamental y por cierto fundacional. Pero para no hacernos demasiados extensivos en este brevísimo ensayo, hemos de responder a otra pregunta ¿En qué se traduce todo esto?, ¿Cómo se concreta el Cristianismo en la política?.Se concreta en tener a la vista siempre, y como elementos superiores e inspiradores, los valores que del Cristianismo pueden desprenderse:

Respeto a la Vida Humana por sobre todas las cosas:
Protegiéndola, fomentándola, denunciando los hechos que atenten contra ella, rechazando todo acto que afectare esto que es un Derecho Fundamental del hombre. Más concretamente, rechazando la pena de muerte, la tortura, el aborto en todas sus formas (incluyendo la pastilla del día después), etc.
Promoción y defensa de la familia:
La familia es el núcleo fundamental de toda sociedad, es la comunidad básica y primigenia donde se ha de desarrollar todo ser humano, es anterior al Estado y este debe protegerla. Debe rechazarse todo acto, hecho u omisión que comprometa el desarrollo de esta. Pero no cualquier familia, pues si bien el Cristianismo ampara y protege a grupos de personas que viven en común, la promoción que debe hacerse es de la familia Cristiana, aquella que se funda en el Matrimonio entre un Hombre y una Mujer y cuyo objetivo es mantener y la especie y desarrollar la sociedad toda. Se rechaza entonces el divorcio, las uniones homosexuales, el impedimento a educar a los hijos según las convicciones de sus padres, etc.
Auxilio a los pobres:
Debe siempre actuarse en consideración al hermano más necesitado, pues Cristo llama a ser solidarios, y ayudar a quien lo necesita.
Respeto por el trabajador: Respeto a los trabajadores, no explotándolos, exigiendo una remuneración justa, permitiendo y fomentando que se les de un adecuado descanso etc.
Propiedad Privada:
Defendiendo la Propiedad Privada como uno de los derechos fundamentales que emanan de la naturaleza humana, y que sin este principio básico se esclaviza al hombre al arbitrio y volunta de otro, desviando el libre albedrío natural.
Promoción de lo Espiritual: Debe realizarse una promoción por el desarrollo espiritual del Hombre, pues el objetivo y naturaleza humana es Trascendente, y no puede quedarse el Estado en meras concesiones materiales, pues esto condenaría al hombre a la codicia inmanente, lo que es contrario al Humanismo Cristiano.
Promover la Dignidad del Hombre:
Promover y respetar siempre la dignidad del Hombre, para esto debe resguardar sus derechos, fomentarlos y garantizarlos, permitiendo que en caso de violación exista una mecanismo que enmendé dicha situación.
Podría enumerarse un sinnúmero de otros principios y actos que obliga el ser Cristiano, pero como ya lo hemos señalado, por motivos de extensión, no han de indicarse mas que unos pocos.
El respeto de estos principios, debe ser tanto en la acción como en la omisión, y desde todo rincón y lugar donde se tenga oportunidad, pues el ser Cristiano, o en este caso Democristiano, es un estilo de vida y da un valor distintivo frente al resto. No puede por ejemplo argumentarse que es deber promover dicha ley X, contraria a algún valor Cristiano, pues el puesto de legislador debe atender al bien común incluso de los no cristianos, pues la condición de seguidor de Cristo no puede ser suspensiva, es constante. No puede como quien deja su sombrero en la puerta, dejar fuera del debate los valores esenciales que debe defender.
El problema que se suscita es como convencer a aquellos que no creen en Cristo, la respuesta, y que no analizaremos aquí, es aquella que responde a la Naturaleza del Hombre, pues sin importar si se es Cristiano, Judío, Musulmán o ateo, la naturaleza es la misma para todos, como decía Aristóteles, es como “el fuego que quema tanto aquí como en Persia”.
Con esto y simplificando de sobremanera, cerramos esta sección, señalando que la Democracia Cristiana tiene en el Humanismo Cristiano su base ideológica y su doctrina, tanto histórica como programática, y que rechazar o alejar al Cristianismo de si misma, es un acto atentatorio a su propia esencia y naturaleza.
Debe señalarse por cierto, que el hecho de ser un partido de inspiración Cristiana no obliga a sus miembros y simpatizantes a profesar alguna religión de esta índole, sino que basta con el compartir en el hecho dichos valores, sin importar que crean o no en que la fuente de ellos es la Revelación Divina expresada en los Evangelios.

B. Compatibilización de los principios Democristianos, en un programa de gobierno, con los de aquellos grupo que no comparten su ideología.

En los últimos 20 años, la DC, ha desarrollado o al menos ha intentado desarrollar un proyecto político, con miras al desarrollo del país, trabajando activa y estrechamente con una serie de grupos no cristianos. En los últimos 16 años, este trabajo ha sido a nivel de Gobierno, ya sea presidiéndolo (Patricio Aylwin – Eduardo Frei R-T.) o colaborando en él (Ricardo Lagos, Michelle Bachelet), para la cual esta inserta en el pacto político “Concertación Democrática” (antigua Concertación de partidos por la democracia), en la que sus partidos principales son: el Partido Socialista, el Partido Por la Democracia, el Partido Radical Social Demócrata y el PDC.
En una primera y simplista mirada, la DC sí ha podido compatibilizar en cierta medida sus valores con los de otros grupos no cristianos....ahora bien, ¿qué sucede si esos grupos no son solamente no cristianos, sino que chocan con principios esenciales del cristianismo, base esencial, fundacional y motora de la ideología democratacristiana?. Sucede lo que sucede hoy. Un partido Demócrata Cristiano disminuido, con un papel secundario, alejado de sus propios valores y principios, promoviendo a través de actos u omisiones, la destrucción de la familia (Ignacio Walker y Mariana Aylwin diputados DC, promotores de la nueva Ley de Matrimonio Civil que incluye el divorcio vincular ), el no respeto a la vida, el fomento al hombre como ser materialista, etc. Muchos otros ejemplos se pueden dar, de cómo en una coalición de izquierda materialista de corte agnóstico, la DC no puede llevar a cabo su programa, y más aún, sometida ante el Gobierno de un Presidente o Presidenta Socialista, debe simplemente someterse a la decisión de alguien que cree que el Cristianismo sirve solo en la medida que auxilia al secularismo materialista.
Largo podríamos hablar de esto, mas no lo haremos, y nos limitaremos a finalizar esta brevísima sección recurriendo a dicha frase clásica “Cría cuervos, y te comeran los ojos”....Ayuda al socialismo y quedate sin valores trascendentes.

C. Concordancia entre los postulados del PDC y los de sus Militantes (Líderes, representantes, militantes y simpatizantes)

Podríamos cerrar rápidamente este punto indicando que existe la misma concordancia que entre el actuar de los católicos y lo señalado por la Iglesia, pero trataremos –conservando el poco espacio que nos va quedando- de extendernos un poco más.
Existe tal discordancia entre lo que es la base fundamental del PDC y sus miembros, que ha llevado incluso a cambiar parte de la doctrina misma del PDC, renegando a su esencia misma, luchando contra su corriente natural, desvirtuando su Ser. Esta discordancia no solo se presenta a nivel doctrinal e ideológico, sino que también a nivel de práctica política, pues desenmascarando todo tipo de censuras internas, hemos de señalar con toda propiedad, que el modo de actuar en la vida política de muchos líderes y militantes democristianos, se aleja en 180º de los valores cristianos y valores humanistas.
Existen hombres y mujeres decés que no sirven más que de mal ejemplo y no son más que focos de alejamiento de la sociedad en torno al Partido; luchas internas sin sentido y vergonzosas, que ya en el pasado han producido el quiebre de la Democracia Cristiana; elecciones internas que no sirven más que de vitrina del horror para todo el electorado nacional; ha sucedido que muchas veces la Democracia Cristiana se ha convertido en el escenario por donde payasos, matones, corruptos y aprovechadotes se trenzan a golpes, mientras otro grupo –el mayoritario, pero el menos ruidoso- intenta tapar con cortinas este triste espectáculo y levantar ese espíritu demócrata, ese espíritu cristiano.
Lo peor, es que los mismos jóvenes poco saben de doctrina Demócrata Cristiana, de su ideología, de su historia –incluida la acérrima oposición al Gobierno de la UP-, de su marcada oposición al Marxismo y al Fascismo, de sus valores y principios...todo esto los lleva a caer en equivocaciones, a confundirse sin distinción entre juventudes autodenominadas “progresitas”, a ser complices de la denigración del ser humano, a ser animados partícpes de vendedores de sueños. Esos jóvenes que olvidaron que Frei Monatlva fue Presidente de la Juventud Católica, y que planteaba una revolución en Libertad, y que olvidaron que fue el Cristianismo lo que obligó a ser oposición acérrima a Pinochet, no la condición de “democráticos”.
Seguiríamos dando ejemplos, citas, casos, y muchos otros argumentos, mas lo dejamos hasta aquí para movilizar el pensar de los lectores.
D. Conclusión
La Democracia Cristiana, durante los Gobiernos de la Concertación, se ha alejado profundamente de sus valores cristianos, los que constituyen el fundamento de su Ser, por lo mismo dentro de una coalición de izquierda materialista, que además es mayoritaria dentro del pacto, no le queda al Partido, más que agachar la cabeza y esconderse de los gritos, los saltos y risotadas de quienes no solo no comparten los valores Humanista Cristianos, sino que se oponen y defienden a rajatabla su destrucción, claro esta de una maneta sutil y medianamente inteligente.
El desconocimiento y alejamiento de los militantes del partido en relación a la doctrina inspiradora de la DC, destacando por cierto al Cristianismo, ha llevado a esta gravísima situación, que ha obligado a grupos internos a llamar a una “reconstrucción del partido”, pues lógicamente, si este Partido se aleja de lo que lo llevo a su mayor éxito histórico, no solo no lográ concitar a más gente, sino que aleja a la que por mucho tiempo le fue fiel. Encontramos entonces en esto, la mayor de las causas del continuo decaimiento de la votación y apoyo popular de la Democracia Cristiana.
Para resolver tan complicada situación, debe aprovecharse la coyuntura histórica, y levantar nuevamente ese cristianismo olvidado, escondido, guardado por mucho tiempo...leer a Maritain de nuevo, a Claudio Orrego, difundir las encíclicas Papales, y fomentar la trascendencia del hombre...en fin, despertar del letargo y encomendándose a Dios Todopoderoso, convocar a hombres y mujeres de buena voluntad, con espíritu de entrega y servicio público, a actuar no solo como grandes Humanistas defensores de la Vida y de los pobres, sino que como almas libertarias que actúan en la política, pero siempre con una mirada profunda Cristiana.

“Por largo tiempo hemos corrido tras la justicia y la libertad olvidando que sus fuentes nos fueron mostradas en el Sermón de la Montaña”. Jacques Maritain

jueves, 18 de octubre de 2007

Adolfo Zaldivar L.


Sin Democracia Cristiana no hay Concertación.


¿Y sin colorines, hay DC o Concertación?

La DC está experimentando un proceso de división interna tan persistente y odioso, que tiene incluso desconcertada (y probablemente muy entusiasmada) a la oposición.


Es innegable que la Democracia Cristiana está pasando por el peor momento de su historia. A la paulatina, pero progresiva reducción de su apoyo electoral, se ha sumado un proceso de división interna tan persistente y odioso, que incluso tiene desconcertada (y probablemente muy entusiasmada) a la oposición. Aunque no es primera vez que el partido demócrata cristiano enfrenta graves problemas de cohesión interna y deserción, hasta antes del 73’ y gran parte de la década de los 90’, un partido tan inmenso podía permitirse esos procesos, sin ver amenazada la posición estratégica que ocupaba en nuestro sistema de partidos.

En gran medida, la tendencia a la moderación que seguía moviendo el actuar de su base, mantenía incólume el potencial electoral de la colectividad. Sin embargo, hoy, frente al gran consenso que genera el modelo económico vigente en la sociedad chilena, la Democracia Cristiana ha perdido el monopolio para apelar a la moderación. Frente a esta realidad, muy pocos podrían sostener que la DC está en condiciones de enfrentar un proceso de división irreversible, sin dañar aún más su alicaído potencial electoral, y por ende su capacidad de negociación dentro de la propia coalición de gobierno.

No es un secreto que la proyección de una imagen de moderación, que la preeminencia de la DC en la Concertación suscita, ha sido crucial para la viabilidad de un proyecto político que se ha extendido mucho más de lo que sus detractores pudieron (y desearon) haber imaginado. De este modo, una división definitiva entre quienes se aglutinan en un centro disminuido, que ya no funciona como destino obligado de los pragmáticos y los moderados, inevitablemente debilitará a la facción que herede el nombre. ¿Pero…golpearía esta división interna el potencial electoral de la coalición de gobierno? Los resultados de las elecciones internas de la DC, y numerosas encuestas revelan que una gran mayoría, tanto de militantes como simpatizantes del partido, se sienten inequívocamente identificados con la Concertación.

A simple vista, la separación de los colorines no tendría un impacto tan devastador en cifras, si tomáramos en cuenta que quienes afirman sentirse identificados con la DC a nivel nacional, no superarían el 11% de la población con derecho a voto (ver encuestas CEP). No obstante, el impacto psicológico que la división interna del partido eje de la Concertación tendría en la opinión pública, es mucho más difícil de dimensionar. En mi opinión, es el impacto en la percepción del electorado proclive a la coalición gobernante (en relación a la capacidad de seguir siendo una alternativa viable y exitosa) la mayor amenaza para los planes concertacionistas de prolongar su liderazgo en el proceso político chileno. -Que la DC pueda seguir teniendo un rol importante (aunque debilitado) dentro del sistema de partidos, a pesar de una división interna traumática y definitiva, no deja de ser altamente probable. -Que la Concertación siga existiendo y disfrutando de la adhesión masiva entre quienes se identifican con un partido político o coalición, tampoco podría catalogarse de sorprendente. Pero que la Concertación, a pesar de los procesos internos de la DC, mantenga la primera opción para la elecciones presidenciales del 2009, sería, en mi opinión, mucho menos factible. Naturalmente, desde el punto de vista personal, uno podría tener preferencias legítimas en relación al cumplimiento o no de lo último.

Sin embargo, desde un ángulo estrictamente analítico (y lógicamente desapasionado) un proceso de cambio (frente al actual escenario económico y político chileno) no debería ser un tema de gran impacto para las condiciones de vida de nuestra sociedad. Chile ya ha demostrado ser un país viable y exitoso en muchos frentes, a pesar de los cambios tan radicales que han sacudido a nuestra historia, especialmente durante los últimos 40 años.

Hoy, a menos de tres años de las próximas elecciones presidenciales, y frente a los evidentes signos de agotamiento, y reiterados cuestionamientos en temas de probidad y transparencia que afectan el accionar de la coalición gobernante (una vez, más desde un punto de vista estríctamente de la teoría política) es incluso recomendable ir preparándonos para la siguiente y necesaria etapa de todo proceso de maduración política y consolidación de una democracia: La alternancia en el poder.

Saludos Democratas Cristianos desde Antofagasta