viernes, 2 de mayo de 2008

TERMINAR CON EL HAMBRE - Pedro Araya Guerrero.


Antofagasta, Mayo de 2008.

Por Pedro Araya Gerrero

Los anuncios recientes relativos a probables conflictos sociales asociados al hambre en diversas partes del mundo, nos imponen la obligación ética de comenzar a instalar este problema como un tema propio de nuestros tiempos que consiste en desafiar el hambre en el mundo, y en consecuencia iniciar y proponer las acciones necesarias para resolver de una buena vez este flagelo. No es una cosa menor que ya bien entrado el siglo 21, en diversas partes del planeta, y por cierto en nuestro país y muy en particular en esta región, existan personas que no pueden alimentarse adecuadamente ni siquiera una vez al día, es una situación inaceptable que existan personas, por las razones que sea, que estén viviendo situaciones de hambre.

El modelo de desarrollo que se ha impuesto en el mundo ha tenido cosas buenas, por supuesto, y otras demasiado malas, entre estas la desigual distribución de la riqueza y oportunidades, así como la devastación del medio ambiente resaltan como las más riesgosas e indignantes injusticias, incluso disfrazadas a veces de políticas publicas, por una elite influyente que goza de todos los beneficios de un modelo económico como el actual. Por esta razón de una buena vez debemos poner atajo con iniciativas legales, pero también con esfuerzos ciudadanos, al riesgo que significa seguir administrando un modelo económico y social, que a partir de la globalización de la economía está completamente consolidado.

En este orden de ideas lo único sensato es volver a insistir en que el centro del desarrollo es la persona humana, y que no es justo que millones estén amenazados por el hambre a causa, probablemente, del desarrollo de los biocombustibles por una parte y de las asombrosas alzas de los precios de los alimentos por el otro. Pero también debemos instalar en la opinión pública la conciencia de que una suma de esfuerzos pequeños es lo que en definitiva nos permitirá cambiar el actual estado de cosas.
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En nuestra región las alzas de precios dan cuenta que esta situación ya dejó de ser una amenaza futura, y se está concretando como un peligro real que puede truncar nuestras opciones de mayor justicia y equidad social. Estas nuevas realidades demandan que seamos creativos e ingeniosos para que las autoridades económicas no sigan insistiendo en inexplicables decisiones de política fiscal, que solo minimizan las posibilidades de enmendar el rumbo.

Sin duda que la crisis que se aproxima puede ser una gran oportunidad para que volvamos a discutir cual es el modelo de desarrollo que queremos para nuestra región y para Chile, pero sobretodo para que insistamos una vez más que la justicia y la equidad social son dos valores que deben orientar la construcción del futuro de todos y todas.

Pedro Araya Guerrero – Diputado de la Republica.
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