miércoles, 5 de noviembre de 2008

ANDRES ROJO: DE LA DESESPERANZA A LA EUFORIA.

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Es curioso el fenómeno psicológico que se ha producido en las filas de la Concertación, y especialmente en el establishment de la Democracia Cristiana, tras las elecciones municipales del pasado 26 de octubre.

Los datos objetivos muestran que la Concertación perdió y la DC fue la principal damnificada dentro de las colectividades de Gobierno, pero el retiro de Soledad Alvear y el repunte en las encuestas de Eduardo Frei ha generado la impresión de que la DC cuenta con un candidato competitivo.

¿Pero qué cambió entre el escenario previo a las elecciones y el posterior? Nada, la verdad, excepto el hecho de que la retirada de la carrera de Soledad Alvear aparentemente -y sólo aparentemente- despejó el camino a la candidatura de Eduardo Frei y ello permitió su crecimiento en las encuestas, aunque aún la primera opción sigue siendo de Sebastián Piñera y la única modificación real es que, fuera del escenario Soledad Alvear, la opción de Frei crece y amenaza a Lagos.

Es curioso que el énfasis se ponga en el crecimiento de Frei, aunque es lógico si se considera que no es noticia que Piñera tenga el primer lugar en las encuestas, y resulta curioso porque es un juicio extendido que la Concertación y en particular la Democracia Cristiana perdieron la elección municipal, lo que solo debería haber confirmado el pesimismo reinante en la coalición gobernante hasta los últimos comicios sobre sus remotas posibilidades de acceder a un quinto Gobierno para alguien de sus filas.

No se trata de dar por ganada la carrera presidencial, sino solo de llamar la atención sobre el cambio de ánimo en las filas de la Democracia Cristiana, que a la luz de los datos concretos se asemeja al sentimiento que anima al hincha de un equipo de fútbol que sabe que probablemente perderá frente a su eterno rival, pero que se entusiasma con la lesión del delantero del club adversario.

Una buena parte de la energía humana en Chile se pierde con estas verdaderas montañas rusas del estado psicológico de las personas, en que un día se siente que nada tiene sentido y que es mejor irse para la casa, y al día siguiente se tiene la convicción de que se puede tener éxito y que sí es necesario persistir en el esfuerzo de trabajar por la causa que se tenga.

La labor del dirigente político es precisamente temperar los ánimos, evitando el stress que provoca el cambio permanente de los espíritus.

¿Qué va a ocurrir con la DC el día que entiendan que es el partido minoritario de la Concertación, porque aunque individualmente siga siendo aún la colectividad más votada, cuando socialistas, pepedés y radicales se unan en torno a un solo candidato presidencial a la Falange no le quedará otra que aceptar la imposición de sus socios?
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Gentileza: CEspinozaJ.
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