miércoles, 13 de agosto de 2008

TRANSANTIAGO: NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS.

.
Por María Teresa Cortes

Hace dos años se viene escuchando un discurso sobre el Transantiago que parece haber sido ideado en una galaxia distante al planeta tierra y particularmente, de la ciudad de Santiago de Chile.

Las autoridades de gobierno han defendido un proyecto que ha carecido del más mínimo sentido de participación ciudadana. Debido a esto, el famoso “cable a tierra” brilla por su ausencia. La teoría dista de la práctica y definitivamente no existe empatía de los diseñadores del modelo respecto de los pasajeros.

El directorio del Transantiago es un gran misterio. ¿Qué función y responsabilidad le competía frente a la crisis generada? ¿Quiénes integraban este directorio? ¿Existe actualmente esta orgánica?

De los privados que participaron podemos decir algo más: sabemos sus nombres, siguen percibiendo utilidades y no han propuesto soluciones alternativas a las que hoy existen implementadas por el ministro Cortázar.

El rol de Cortázar, en cambio, es digno de un análisis particular. Sólo diré en este artículo que lo último que supe de él es que se le vio en una micro del Transantiago a eso del medio día, horario en que constató lo bien que resultaba el servicio para el desplazamiento de los pasajeros. Quizás debería hacer el recorrido en horario pick, a las 6:30 ó 7:00 am durante la mañana y alternativamente por la tarde a eso de las 18:30 horas. Probablemente su percepción del servicio cambiaría.

Se espera que en un breve plazo la Concertación vote a favor de una nueva subvención para este sistema de transporte capitalino, argumentando que si no fuese así, las tarifas subirían y perjudicarían a la clase media. Del mismo modo, es predecible que la Alianza sufrague en contra de una nueva subvención para el Transantiago.

Quizás lo más significativo de esto, es que la gran responsabilidad moral y política de definir si se sigue subvencionando este sistema será traspasada a los independientes, cosa que no me parece justa porque en definitiva nadie ha presentado un proyecto alternativo al que existe y digo realmente alternativo porque volver a las micros amarillas tampoco parece ser la solución.

Durante estos dos largos años no sólo los pasajeros se han visto afectados. ¿Qué paso con el comercio que quebró producto del rompimiento, en algunos casos sin aviso, de las calles que se remodelarían para habilitar el funcionamiento del nuevo sistema de transporte?. La Pyme nuevamente afectada y ninguna autoridad que lidere los recursos o la economía nacional emitió siquiera un plan para abordar el tema.

“No hay mal que dure cien años ni tonto que lo resista”, dice el refrán. Es por esto que a partir de la simple observación del proceso y de algo de empatía con el público usuario me permito proponer lo siguiente a quienes lideren la posible solución que algún día debería llegar:

i) Crear un plan de transporte terrestre nacional. Con esto, se visualizaría todo el sistema, no sólo una parte. Se consideraría así, al conjunto de medios de transporte en el diseño de una solución definitiva (metro, taxis, colectivos, buses, minibuses, bicicletas, tren y otros que puedan surgir);

ii) Incorporar algún mecanismo de participación ciudadana en el proyecto, léase encuestas, focus groups, entrevistas a personas naturales y a grupos organizados de la sociedad civil, consultas por Internet, etc, Además, recibir aportes multisectoriales, públicos y privados, a propósito de la experiencia de distintos organismos técnicos y de la sociedad civil en la materia.

iii) Probar el diseño en una experiencia piloto antes de lanzar el proyecto en toda la región. Se puede considerar la conectividad de dos comunas habitacionales y dos inminentemente comerciales y laboralmente activas que se encuentren aledañas geográficamente hablando.

iv) Promover un diseño de sano equilibrio entre la dignidad en la forma de traslado de los pasajeros y el lucro de los operadores. Evaluar si es necesaria una subvención permanente.

v) Definir una autoridad que fiscalice el servicio en forma permanente y otorgarle los recursos necesarios.

vi) Utilizar tecnología no contaminante en los medios de transporte.

vii) Incorporar tecnologías avanzadas que permitan minimizar los combustibles requeridos

viii) Considerar subsidio estatal para los pasajes de la tercera edad y los estudiantes en toda la red del sistema;

ix) Diseñar la infraestructura vial necesaria con anticipación a la puesta en marcha (Transportes tiene que dialogar con el MOP). De esta forma se construirán ciclovías, carreteras, caminos, estacionamientos, etc.

x) Observar cómo será el crecimiento de la ciudad en los próximos años (Transportes tiene que conversar con el ministerio de Vivienda y Mideplan)

xi) Se debe involucrar a la población en el proceso de cambio cultural que se requiere. Esto es: educar, informar, compartir experiencia, transparentar el proceso, etc). Se puede organizar un concurso nacional aportador de buenas ideas que sean incorporadas al proyecto definitivo.

xii) Generar un sistema de combinaciones tan eficiente y eficaz que la gente pueda planificar su llegada a los paraderos. Saber por ejemplo, que cada micro pasa a una determinada hora por el paradero. Ni antes ni después.

xiii) Considerar en el diseño la posibilidad real de los discapacitados para usar el medio de transporte terrestre. ¿Coordinación de un sistema diferente en alianza con municipios? ¿Con privados?

xiv) Evaluar los requerimientos de medios de transporte de acuerdo a la cantidad de habitantes por comuna y a la probabilidad de crecimiento en los años siguientes

xv) Coordinar con los representantes organizados de la Pyme la planificación del sistema, a propósito de definir los polos de comercio en las ciudades y subvencionar a los empresarios que se vean afectados con las obras a implementar

xvi) Coordinar con los representantes de los trabajadores posibles subvenciones para aquellos que se vean afectados producto de las obras a implementar

xvii) Evaluar los requerimientos de transporte en zonas escolares y universitarias

xviii) Responder ¿En qué ciudad se quiere vivir?: ¿Una ciudad con largos desplazamientos a las fuentes laborales y a los lugares de trámites habituales? ¿Una ciudad con polos de desarrollo en cada comuna? ¿Una ciudad donde la infraestructura de salud y educación se encuentre lejos de la comuna donde se vive? ¿Una ciudad integrada en el sentido de infraestructura y también humano? ¿Una ciudad de vida diurna o nocturna?, etc.

Pensar un plan de transporte terrestre nacional es una labor del gobierno y de la sociedad civil que implica hacerse preguntas de fondo para resolver lo práctico del día a día. Lindo desafío cuando las cosas se quieren hacer bien y en pos del bien común.

María Teresa Cortés. Vicepresidenta Movimiento Social Cristiano. Directora Instituto Jorge Ahumada. Colaboradora de Crónica Digital.

Gentileza: Crónica Digital.
.

No hay comentarios.: