domingo, 3 de agosto de 2008

Irrumpe el factor Eduardo Frei.


Eduardo Frei no se inscribirá para competir en la elección interna DC. Soy de la idea que la estrategia diseñada por el ex Presidente consiste en esperar que se debilite el liderazgo de Alvear hasta que su propia opción se presente como algo más o menos evidente (algo así como lo que también hace Ricardo Lagos en torno a la Concertación).

Una de las tantas dificultades que enfrenta la Concertación de cara a los próximos comicios presidenciales radica en la dificultad procesal para elegir a su abanderado. Como es de conocimiento público, el ex Presidente Lagos ha manifestado que no está disponible para participar en una contienda al interior de la coalición oficialista y, en consecuencia, uno de los varios supuestos que deben verificarse para convertirse en el abanderado del progresismo es que su nombre concite el consenso de la mayoría.

Por su parte, Soledad Alvear se ha encargado de decir, a través de ella o sus voceros de turno, que la Democracia Cristiana no renunciará a su opción de extender sus posibilidades hasta la primera vuelta electoral, siendo los ciudadanos quienes decidirán cuáles de los aspirantes pasan a la segunda vuelta. Como si el escenario no fuera de suyo complejo, José Miguel Insulza ha reiterado la necesidad de contar con un candidato único en la Concertación, el que debe elegirse a través de un proceso de primarias; y, de algún modo, ha condicionado su participación al hecho que se verifiquen estas dos condiciones.

En el intertanto, una nueva figura ha emergido con fuerza. En efecto, impulsado más por las ganas que por las actuales posibilidades electorales, el senador Eduardo Frei ha iniciado una arremetida política y comunicacional que suma otro ingrediente al disperso escenario electoral oficialista.

Vamos por partes. Al igual que varios dirigentes de la falange, el ex Presidente de la República nunca vio con buenos ojos que Soledad Alvear, y su equipo histórico, asumieran la conducción de la DC. Se le reprochaba a la senadora por Santiago el querer utilizar las instancias partidarias como una vitrina para potenciar sus posibilidades electorales nacionales (cuestión un tanto injusta, si recordamos que algo similar hizo también Frei Ruiz-Tagle en su oportunidad). A continuación, ambos dirigentes tampoco comulgaron en torno a la forma de encarar y resolver el conflicto que terminó con la expulsión del senador Adolfo Zaldívar. Del mismo modo, han existido fuertes diferencias frente al tratamiento del Transantiago, la energía nuclear, la evaluación del Congreso Ideológico de la falange, y suma y sigue. En efecto, si uno tuviera que hacer un "track" comparativo entre las posiciones políticas de ambos, podría concluir, y quizás proyectar, que el único común denominador ha sido la diferencia.

No es casual entonces que los patrones de conducta estratégica interna hayan seguido los mismos derroteros. Fue así como en su oportunidad los detractores a la gestión partidaria de Alvear solicitaron que su mandato no se prorrogara y, en cambio, se realizaran elecciones internas; cuestión a la que finalmente se accedió y, sin embargo, no se levantó ninguna lista para la competencia. Del mismo modo se solicitó que la precandidatura presidencial de la DC no fuera resuelta por la junta nacional de ese partido (cuestión que constituía una tradición desde la nominación de Patricio Aylwin); a lo cual también se accedió, facilitando un proceso de primarias internas. Por último, se solicitó que ese procedimiento electoral fuera abierto a los ciudadanos, tema que fue resuelto por un acuerdo de las instancias correspondientes, y se fijó para el día 14 de diciembre del año en curso una elección primaria que se realizará conforme a los inscritos en el padrón electoral de ese partido, incluyendo militantes y adherentes.

Hago este breve recuento para ilustrar mi personal intuición política de lo que creo puede resultar de este particular proceso: el senador Eduardo Frei no se inscribirá para competir en esa elección interna. Soy de la idea que la estrategia diseñada por el ex Presidente, muy legítima por lo demás, consiste en esperar que se debilite el liderazgo de Alvear hasta que su propia opción se presente como algo más o menos evidente (algo así como lo que también hace Ricardo Lagos en torno a la Concertación). De esta forma, la apuesta de Frei es que eso suceda antes de las primarias de la DC, cuestión que se materializaría con la renuncia de las aspiraciones electorales por parte de la actual presidenta de la falange. Si, en cambio, Alvear se inscribe para competir al interior de su partido, por más debilitado que pudiera estar su liderazgo, será todavía lo suficientemente fuerte atendido el universo electoral que participa para derrotar a cualquiera de sus camaradas.

Más allá de los legítimos intereses de ambos, se trata de una apuesta riesgosa para la DC en su conjunto. No sería ningún plus para las futuras opciones de ese partido, ni para la legitimidad de su eventual futura candidata, que Alvear venciera en un proceso electoral donde su principal contendor y detractor se ha restado. Del mismo modo, tampoco imagino que Frei pueda prolongar su estrategia una vez que la militancia partidaria se haya pronunciado por cualquier otro candidato.

Dicho todo lo anterior, los próximos meses serán políticamente vertiginosos al interior del partido de la flecha roja. Tanto el resultado de las próximas elecciones municipales, como la posibilidad de ambos de proyectar un liderazgo nacional, serán factores decisivos para adoptar una decisión, la que se sella al momento de inscribir (o no) sus candidaturas en las próximas primarias del 14 de diciembre.

Por Jorge Navarrete
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