El Mercurio se regocijaba colocando en grandes caracteres la opinión del parlamentario DC, Jorge Sabag, quien planteaba un llamado a votar por Adolfo Zaldívar si es que, propuestas programáticas de tipo valórica presentadas por algún socio de su coalición, eran acogidas por el abanderado de la DC y próximo candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, camarada Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Si se tratara de un ciudadano común podríamos considerar legítima la postura personal del Diputado, más aún podríamos abogar por su derecho a plantearla y darle todos los canales posibles para hacerlo.
No es ese el caso. Se trata de un militante de la Democracia Cristiana y, por lo tanto, sujeto a las restricciones que el Estatuto del Partido señala. Se trata de alguien que, en virtud a su militancia, ocupa un cargo de representación importante en la estructura del Estado con una remuneración nada de pequeña. Se trata de alguien que, en virtud a su formación, no desconoce el delicado momento político que estamos viviendo y los flancos que la Derecha podría aprovechar contra nuestra opción.
Pero salir en la primera página de los diarios, ser objeto de alabanza por parte de la prensa aliancista, ser citado en artículos que tratan de disfrazar la falta de principios del candidato del Libre Mercado buscando "empatar" una situación y finalmente transformarse en el "florero" mediático pudieron más.
¿Que queda, entonces para el militante común y corriente?.
La Directiva, el Consejo Nacional, el Tribunal Supremo y la bancada de Diputados del Partido tienen que tomar cartas en este asunto o los esfuerzos que cada militante está haciendo para convencer a nuestros compatriotas de las ventajas de nuestra candidatura serán inútiles.
No olvidemos que una primera plana o 30 segundos de TV echan por tierra el trabajo en terreno de numerosos militantes a lo largo de nuestro País.
Gentileza: Demócratas Cristianos Peñaflor.
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