miércoles, 29 de abril de 2009

Mortalmente parecidos - Los comandos de Piñera y Frei se entraban en el empate.

Más allá de los golpes de efecto que uno y otro equipo se pueden haber anotado, lo concreto es que no muestran grandes diferencias que incentiven al electorado a inclinarse por uno de los dos candidatos. Una debilidad que podría abrirles espacio a figuras que hasta hace unas semanas se consideraban sólo parte del anecdotario político y que en poco tiempo han acaparado para sí la falta de entusiasmo que inspiran los representantes de los dos grandes bloques.

Si algo se ha repetido hasta el cansancio en el mundo político es que la actual será, tal vez, la contienda electoral más reñida de los últimos 20 años. Paradójicamente, eso no es sinónimo de que los candidatos más fuertes, léase Sebastián Piñera y Eduardo Frei, diversifiquen la oferta para atraer al electorado. Los comandos han pasado a ser prácticamente clones incapaces de despertar de su inercia a quienes no ven mayor motivación para votar en diciembre ni menos para optar por uno u otro aspirante a La Moneda. Todo indica que en vez de diferenciarse, tienden a empatarse.

El diagnóstico del director del Centro de Análisis Político de la Universidad Central, Patricio Gajardo, es que efectivamente ninguno de los dos comandos ha logrado ser creativo y están más inspirados en "empatar" con su adversario que en proponer incentivos que atraigan al electorado. De hecho, el experto identifica algunos elementos de la estructura de ambos organismos que confirman este juicio.

Uno de los aspectos más significativos es que "ambos comandos se han planteado a través de una estructura formada por incondicionales muy subordinados a los candidatos". Con ello, Gajardo apunta al círculo más estrecho que rodea a los abanderados y que está compuesto particularmente por la familia de cada uno y por otras figuras que les generan mayor confianza e incondicionalidad. Lo que "es un error", advierte, en un escenario del nivel de competitividad en el que se está desarrollando el proceso eleccionario.

Jugar al empate

En este contexto, la incorporación de nuevas figuras "pasa más por un tema de imagen que de participación real, porque en la práctica esas personas no tienen margen de poder en la toma de decisiones". Un ejemplo de ello, es la nominación de Sebastián Bowen como coordinador general del equipo ejecutivo del comando de Frei, pues todavía está por verse si logra imponerse ante las figuras políticas que está mandatado a liderar dada su escasa, por no decir nula, experiencia política.

De allí que a juicio de Gajardo el ingreso de Bowen al comando sea "un aporte interesante en términos de imagen, pero poco realista desde el punto de vista de si podrá asumir las tareas que le fueron encomendadas en un cargo eminentemente político y de estrategia electoral". En este sentido, dice el experto, el nombramiento de Francisco Irarrázaval en el equipo de Piñera, si bien responde a una estrategia de empate, es más realista porque se le encomendó "una tarea concreta que no es tan gravitante como la que se le entregó a Bowen en el de Frei".

Por otro lado, está el hecho de que en ambos equipos Gajardo percibe "fuertes dificultades en establecer una relación fructífera entre el comando y los partidos políticos" que le dan la plataforma electoral a los candidatos. La importancia de una buena coordinación pasa por el hecho esencial de que son las colectividades las que manejan la negociación parlamentaria.

Esto es particularmente trascendente en esta elección en que no sólo está en juego el sillón presidencial, sino que en paralelo se disputan los escaños al Congreso. Por lo que "los problemas que se generen en esta negociación terminan perjudicando al candidato presidencial, como ocurrió con el distrito 21 en el caso de la Alianza" en que Pablo Longueira se retiró golpeando la mesa.

Y lo propio podría pasar en la Concertación, sobre todo dado que además de la negociación entre los partidos que la integran, ahora habrá que incluir al Partido Comunista, advierte Gajardo.

En conclusión, para el experto, ambos comandos se podrían definir como "más de lo mismo", entre otras cosas porque dado que sustentan la mayor parte de la organización en las confianzas personales, este sistema genera que en los dos equipos carezcan de "capacidad profesional" en la toma de decisiones.

El peso del cambio

Con el diagnóstico de Gajardo coincide en parte un analista de la Concertación, quien reconoce que, "efectivamente, cuando uno mira no hay novedades" en ninguno de los dos comandos. Esta fuente admite que la estructura es similar en ambos equipos, aludiendo al hecho de que mientras la plataforma programática de Piñera pasa por los grupos Tantauco, la de Frei hace lo propio con Océanos Azules, entre otras cosas; tanto uno como el otro se rodean principalmente de un "círculo de hierro" integrado en primera instancia por familiares directos y por personas de su estricta confianza, lo que con el tiempo se ha ido extendiendo a los partidos.

Esto a grandes rasgos. Pero hasta ahí no más. Porque la misma fuente aclara que una diferencia importante es que pese a lo anterior, Frei "ha mantenido a raya a los partidos", lo que se explica porque está conciente de que son indispensables, pero a la vez percibe que el desprestigio en que han caído es muy alto y prefiere mantenerlos más atrás. Mientras que Piñera -dice- tiene que demostrar que con él se superó el permanente problema de indisciplina que enfrentaba la derecha y que cuenta con ese capital político, por lo que "siempre se muestra rodeado de los dirigentes" del sector.

Otro elemento significativo es que el abanderado de la derecha "está tratando de salir de Apoquindo 3000 y bajando de Plaza Italia" para mostrarse más cerca de la ciudadanía, cosa que no le es propia. Ese es un terreno más conocido para Frei que profundiza promoviendo, por ejemplo, mayor protección social.

De allí que para este analista "la carga de la prueba en materia de cambio está en Piñera", pues el abanderado opositor debe reflejar su discurso del cambio en cosas concretas y no dejarlo sólo en palabras. El riesgo es que "quienes promueven el discurso del cambio, tienen una mayor responsabilidad en esta línea, pues generan una expectativa mayor en el electorado". En este sentido, añade, "cualquier cosa que haga Frei, que no sea más de lo mismo va a causar un efecto, como en el caso del nombramiento de Bowen", "a lo que Piñera sólo reacciona y busca el empate".

En contraste, un cientista político de oposición sostiene que quien tiene la responsabilidad de producir un cambio es Frei, puesto que "él ya fue Presidente de la República" y según muestran las encuestas "no está aglutinando la intención de voto de la Concertación". En ese aspecto, agrega, Piñera por sí sólo representa un cambio.

Sin embargo, para el analista de la Alianza "no es raro que ambos comandos tengan similitudes, dado que la norma del esquema institucional te obliga a pegarte a tu competidor en una contienda tan competitiva como la actual".

Por Claudia Rivas Arenas – El Mostrador.
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