miércoles, 8 de abril de 2009

Don Eduardo, déjese querer.

Nadie habría imaginado que Frei y su votación dependerían, entre otras cosas, de cuánto le pueda traspasar la Presidenta a él. La popularidad de Michelle Bachelet ha ido en franca mejoría y surge entonces la interrogante de si el candidato presidencial de la Concertación puede aprovechar ese capital político. Lo que está claro es que no puede adueñarse de los atributos personales de la Mandataria —cercanía, simpatía, espontaneidad, entre otros–. Sería un error intentarlo: aquí la batalla estaría perdida.

Sin embargo, hay algunas formas de capitalizar la popularidad de la Presidenta y para eso lo primero es que Frei «se deje querer» por ella. Los símbolos y gestos que Bachelet pueda hacerle serán cruciales en este traspaso de capital político, y eso, lamentablemente para el candidato, no está en sus manos. Por ello, en esta etapa es clave que el gobierno —pero, más importante, la Presidenta— entregue signos hacia la candidatura de Frei.

Las últimas encuestas nos han mostrado que el respaldo al Ejecutivo también ha ido en ascenso. Frei representa a la coalición que gobierna, esa Concertación que trajo de vuelta los colores y la alegría, que mejoró la calidad de vida de los chilenos y chilenas, que ha entregado gobernabilidad democrática, y que en la crisis actual se ha preocupado de las personas. Hay que seguir en esa senda de éxito. Y porque Chile necesita más protección social y no menos, es que él debe hacerse partícipe de los éxitos del actual gobierno.

Las mujeres son y han sido importantes en las elecciones, como nos demostraron la votación que obtuvo Lavín o la de la actual Presidenta en las pasadas elecciones. Entonces, hay que dejarse querer por ellas. Frei tiene pocas mujeres en su círculo cercano y, si bien la campaña está empezando, carece de rostros. Pero hay personas en el entorno de la Concertación que sí detentan los atributos de la Presidenta, o bien han estado ligadas a ella. Frei debiera rodearse de éstas y aprovechar también el capital político que tiene en su casa. “La Martita” debiera asumir un rol preponderante, porque es la más cercana a Frei y tiene atributos como simpatía y espontaneidad, que tanto valora la gente. En las calles de la VI y VII Región no sólo se escuchaba «Frei Presidente», sino también un gran clamor: «Martita, Martita».

Don Eduardo (perdón por la confianza), para que el fallo fotográfico de estas elecciones sea a su favor, déjese querer por las mujeres y sobre todo por las dos que pueden marcar una real diferencia.

Por Fernando Larraín - Director Magíster Gerencia y Políticas Públicas Escuela de Gobierno UAI – La Segunda.
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