jueves, 14 de mayo de 2009

El peso de “Martita” en la campaña de Frei.

Es vasca y porfiada. También simpática. Mezcla de mujer campechana y señora bien, Marta, como su esposo, también ha sabido evolucionar. Si Frei dejó atrás la gomina y las camisas cerradas, “Martita” también ha olvidado sus trajes de dos piezas con esos botones grandotes que solía usar y su look se muestra hoy más juvenil y distendido.

Y su rol también ha dado un paso más allá. En realidad, un salto grandote. Marta ya no es esa orientadora familiar que no hacía más que aparecer como “la señora de” en las actividades públicas de su marido en la primera campaña presidencial. No. Esa imagen de madre eternamente preocupada “de las niñitas” ahora está desechada.

Marta, la unificadora

Para algunos, “Martita” resulta tan atractiva como Frei. El personaje anónimo dio paso a uno que se mueve con astucia y agilidad en el mundo de las apariciones públicas y que es capaz de entregar al marido una versión simpática y liviana de una candidatura presidencial.

Quienes la acompañan saben que ella genera un rol unificador. Una especie de mamá que ayuda a darle un sentido “familiar” y de “pareja estable y confiable” a la campaña.

Es también un polo de atracción importante para las mujeres, que suelen acercarse más a ella que a Frei. Con ella se sienten a sus anchas y les plantean sus problemas de manera directa e íntima. “Ella mantiene esa cercanía con la gente y seguirá acompañando a mi papá, pero también va a manejar una agenda propia que le permita recorrer Chile y posicionar temas de su interés que maneja al detalle, como las políticas para el adulto mayor y la familia”, aclara su hija Magdalena.

Con todo, la fuerza de Marta es reconocida y hasta temida. Un alto dirigente de la DC, acostumbrado a peleas de fuste, prefiere omitir cualquier comentario: “Ya tuve un encontrón muy fuerte y preferiría no emitir más opiniones”, señala a modo de excusa. “Es que meterse con ella no es cualquier cosa y las réplicas son duras”, dice.

Como sea, dentro del comando del presidenciable hay claridad respecto de las ventajas que presenta Marta Larraechea. Pero también de las complicaciones. Esta semana se inició con un remezón en el comando freísta. Un audio colocado en YouTube desató una polémica de proporciones, ya que en éste Martita culpaba a la entonces ministra de Justicia, Soledad Alvear, por el indulto que su esposo concedió en 1994 al narcotraficante Ángel Vargas Parga, condenado por internar 500 kilos de cocaína al país.

“Hubo un error garrafal y él confió en la ministra. Ella se equivocó”, dijo, añadiendo que Frei “se guardó toda la vida esa lacra”.

Su declaración activó las alarmas en el freísmo, que luchaba por incorporar al comando al sector alvearista, que representa al menos la mitad del partido.

Más “presencial” que “declarativa”

Según un alto dirigente socialista vinculado a la campaña, existe molestia en varios integrantes del comando por el poder que Marta y sus hijas han adquirido en las resoluciones de campaña. “Si todo va a depender de ella y de las niñitas, gente como Eugenio Tironi y Ricardo Solari no creo que sigan muy a gusto. Si uno mira lo que hasta ahora ha sucedido, es ella la que lleva la batuta; eso de (Sebastián) Bowen es sólo un recurso, pues jamás está en las cosas importantes. Marta sí, y la verdad es que eso hay que medirlo con las decisiones políticas”, comenta.

Lo cierto es que quienes conocen a Frei saben que criticar a “Martucha”, como la llama a veces, o a sus hijas es una afrenta directa al presidenciable. Un alto dirigente del comando asegura que el ex Presidente decidió apagar rápidamente el incendio asumiendo la responsabilidad por el indulto y que no fue necesario pedirle a Martita que cuidara sus intervenciones. “Ella está consciente del costo político que tuvo esto y moderará sola sus dichos”, añade. La idea de los responsables de la campaña freísta es que la esposa del candidato se aboque a su principal fortaleza: las salidas a terreno y que esté lo más posible con Frei en la calle. Según las mediciones del comando, ella es casi diez veces más recordada que las otras esposas de ex Presidentes de la Concertación.

Pero “Martita” también implica desafíos. El principal: “Su excesiva espontaneidad”, acotan. Ha sido nuera de Presidente, esposa de Presidente y concejala. Tiene un “carrete” político amplio y opinión en varios temas.

El asunto es que es claramente “más útil acompañando que declarando”, más “presencial” que “declarativa”, definen en la DC. Un aspecto que quedó demostrado con sus polémicas declaraciones.

“El problema de Martita es que tiene opinión y, como es tan honesta, las suele lanzar no más. Nuestro dilema es cómo acallarla”, confiesa otro dirigente que prefiere mantener el anonimato.

Por Rodrigo Barría - Reportajes- Emol.
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