Las remesas hacia América Latina caerán un siete por ciento este año, hasta los 64.000 millones de dólares y un millón de familias en la región dejarán de recibir esos flujos periódicos por la crisis económica mundial, según el análisis de Manuel Orozco, de Interamerican Dialogue.
Migration and remittances in times of recession: Effects on Latin American economies
El estudio presentado hoy con el título de "Migración y remesas en tiempos de recesión", destaca que el mayor desempleo entre los latinoamericanos que viven fuera de sus países, la caída en sus ingresos, los menores flujos migratorios y las deportaciones explican la reducción en los volúmenes de remesas. Además del millón de hogares que dejarán de percibir remesas este año hay otros cuatro millones de familias que recibirán de media un 10 por ciento menos que en 2008.
El informe recuerda que la gravedad de la crisis en Estados Unidos, epicentro de la actual recesión global, tiene un fuerte impacto sobre las remesas, ya que un 65 por ciento de los inmigrantes latinoamericanos residen en ese país. Un 75 por ciento del dinero que llega a la región procede del vecino del norte.
Pese al hostil ambiente económico, Natasha Bajuk, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo durante la presentación del informe que los inmigrantes "hacen todo lo que pueden para cubrir las necesidades de las familias que dejaron atrás", en la mayoría de los casos tras una decisión "muy difícil". Recordó, en ese sentido, que son muchos los que están recurriendo a sus propios ahorros para mantener estable la ayuda.
El análisis insiste, por lo demás, en que la caída en los flujos de remesas amenaza con pasar una factura especialmente elevada a países como República Dominicana, Haití, Nicaragua y Paraguay. Cada uno de esos países tiene una elevada dependencia de la ayuda de los inmigrantes ya que en torno al 60 por ciento de la población tiene un familiar fuera y la mitad de esas familias recibe dinero del exterior.
En el Salvador y Nicaragua las remesas representan, de hecho, alrededor del 18 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje todavía más elevado en Haití, donde rondan el 30 por ciento. En República Dominicana supera el 7 por ciento. Las conclusiones del informe coinciden con las de otros estudios anteriores. Así, el BID pronosticó en marzo, que las remesas que los emigrantes envían desde el extranjero a sus países de origen en Latinoamérica caerán en 2009 por primera vez en nueve años a causa de la crisis.
El BID no cifró la posible magnitud de la caída, pero sí explicó que la tendencia comenzó a notarse en el último trimestre de 2008, cuando los envíos cayeron un 2 por ciento, y se aceleró en enero de este año, con una reducción prevista de entre el 11 y el 13 por ciento, según las estimaciones iniciales. En el conjunto de 2008, los trabajadores latinoamericanos residentes en otras partes del mundo enviaron a sus países de origen 69.200 millones de dólares, según los datos del BID, lo que supuso un incremento de sólo el 0,9 por ciento frente a 2007.
Para mitigar la tendencia a la baja de los flujos, el informe elaborado por Orozco propone varias fórmulas para mitigar la caída de las remesas. Entre sus sugerencias figura la de motivar la inversión de los inmigrantes en sus países de origen. El informe sugiere también, que las autoridades realicen un mayor esfuerzo para canalizar hacia el sector financiero los ahorros de los recipientes de remesas.
Según el análisis, las personas que reciben ayuda de sus familiares en el exterior ahorran alrededor del 10 por ciento de las remesas, lo que equivale a más de 1.000 dólares anuales. El valor de esos ahorros "es limitado", indica el análisis, ya que muchas de esas personas no tienen acceso ni siquiera a cuentas bancarias.
Orozco apunta que son muy necesarias opciones que permitan una mejor capitalización de los ahorros mediante instrumentos financieros que ofrezcan una rentabilidad mayor que el poner el dinero "debajo del colchón". Las conclusiones del informe coinciden con las de otros estudios anteriores. Así, El BID pronosticó en marzo, que las remesas que los emigrantes envían desde el extranjero a sus países de origen en Latinoamérica caerán en 2009 por primera vez en nueve años a causa de la crisis.
El BID no cifró la posible magnitud de la caída, pero sí explicó que la tendencia comenzó a notarse en el último trimestre de 2008. Para mitigar la tendencia a la baja de los flujos, el informe propone varias fórmulas. Entre ellas motivar la inversión de los inmigrantes en sus países de origen.
También, que las autoridades realicen un mayor esfuerzo para canalizar hacia el sector financiero los ahorros de los recipientes de remesas. Según el análisis, las personas que reciben ayuda de sus familiares en el exterior ahorran alrededor del 10 por ciento de las remesas, lo que equivale a más de 1.000 dólares anuales. El valor de esos ahorros 'es limitado', indica el análisis, ya que muchas de esas personas no tienen acceso ni siquiera a cuentas bancarias.
Manuel Orozco apunta que son necesarias opciones que permitan una mejor capitalización de los ahorros mediante instrumentos financieros que ofrezcan una rentabilidad mayor que el poner el dinero 'debajo del colchón'.
Fuente: Infolatam.
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