jueves, 20 de marzo de 2008

DOLOR. Santiago Robles.


En los episodios de la Conquista de Chile por los españoles, se habla de una frase que Fresia, esposa de Caupolicán , le dirigió a Caupolicán, cuando este toqui fue hecho prisionero por los españoles, y sufría al ver el maltrato que los españoles le daban a sus hijos, y también al resto de los araucanos prisioneros. Esta frase es: “¿por qué lloras como mujer, lo que no supiste defender como hombre?”.

Hoy hemos visto cómo el senador Eduardo Frei R.T., hizo entrega de la presidencia del senado, al senador Adolfo Zaldívar. Se pensaba que esta presidencia iba a quedar en manos de la Concertación. Sin embargo nadie contó con la astucia de la senadora Alvear, quien expulsó del PDC al senador Zaldivar, dejando a la Concertación sin mayoría en el senado, y por lógica la presidencia del senado quedó en manos de otra mayoría: la de los Independientes unidos con la Alianza. Fue visible el dolor en el rostro de Frei al entregar el mando. En entrevistas y reportajes posteriores, también se reflejó este dolor, no sólo de Frei, sino también en los rostros de otros políticos. Una reacción tardía a un problema que se presentaba ya desde Octubre de 2007. Esto es un nuevo recuerdo del cuento del pastor y el lobo. Todos los políticos sabían los problemas que causaría la expulsión del PDC del senador Zaldívar; se les insinuó, se les dijo, se les repitió una y otra vez, la catástrofe que se avecindaba. Se produjo la expulsión y los problemas llegaron. Tanto el gobierno como el PDC, actuaron con una pasividad increíble: dejaron que el problema se produjera y no intervinieron cuando debían haberlo hecho. Hoy, a todos duele lo que está pasando. Y se acepta esto con una verdadera resignación. Se habla análisis, se habla de reflexiones, se habla de enmendar rumbos etc. Sin embargo, la senadora Alvear hace oídos sordos y se proclama presidenta del PDC, por ser la única candidata (¿es esto democracia?. Lo del Tribunal Supremo que la proclama, todos sabemos que es un mero trámite burocrático. Para ella no hay análisis, no hay reflexiones, no hay enmienda de rumbos, nada; sigue adelante , por supuesto con la aprobación de su mesa directiva, de la JDC, de los militantes DC y de todos los otros interesados en obtener un puesto político, si es que llega a ser presidenta de la nación. Por lo menos, no hay indicios, nadie se ha opuesto, en el PDC a esta antidemocracia. Cuidado Soledad: tú misma te has puesto en un altar muy alto. En ese lugar no te ha puesto la gente, te colocaste tú misma. La ambición te ha obnibulizado, como dijo alguien por ahí. Recuerda que mientras mas alto llegues, mas fuerte va a ser el porrazo.

Quizás sea tiempo ya de dejar de llorar por la leche derramada, y enfrentar una realidad que no supimos o que no quisimos ver. La Democracia Cristiana nació, creció y vivió días de gloria ... que no van a volver. El desastre interno en que vive; la desilusión de la gente a la que encantó; los desatinos cometidos por su presidenta y su directiva actuales; la pasividad de sus líderes, obligan a pensar en un nuevo movimiento, que deje de lado a las cúpulas partidistas causantes de este verdadero desastre político y dé impulso a una nueva forma de hacer política. Hace 50 años, Eduardo Frei Montalva, se dio cuenta que no tenía nada que hacer en el Partido Conservador, e ideó un nuevo movimiento, que daría forma a un nuevo partido político: el Partido Demócrata Cristiano. Sin embargo la decadencia en que ha caído hoy este partido, con Congreso Ideológico y todo, obligan a repensar su vigencia actual y futura, convencidos de que ya pasó de moda, y es poco o nada lo que tiene que ofrecer a la ciudadanía, excepto corrupción y deserción de militantes. La Democracia Cristiana ya no tiene nada que hacer en el Humanismo Cristiano, que le dio vida y fuerza para crecer.

Basta ya de dolor; basta ya de pisotear ideales; basta de ya de componendas de las directivas para blindar a políticos corruptos; basta ya de aceptación del nefasto modelo económico; basta de aceptar las maquinarias políticas que imponen personas, familiares, o a quien se les ocurra en los partidos políticos, basta ya de presidentes de partido impuestos. Quizás ya es tiempo de darse cuenta de que el Humanismo (cristiano, laico, u otros...), tiene una amplia gama de aceptación en la comunidad chilena, y hacia allá deberían tender las opciones políticas que se barajen.

Acudiendo al primer párrafo de este artículo, digo que no basta con llorar. Deberemos hacer los esfuerzos necesarios para convencernos de que lo que está mal, sencillamente está mal, y que es deber nuestro mejorarlo.

SANTIAGO ROBLES VALENCIA
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