jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Qué se debe mirar en esta CEP?

En el caso de Sebastián Piñera será interesante medir cuánto es el impacto que ha tenido su campaña destinada a los votantes bolsillo de la Concertación, que en su momento dieron algún cambio hacia Lavín y que están totalmente fascinados con la Presidenta y su gobierno de protección social. No es fácil lograr ese desafío oscilando entre el desalojo y la continuidad materializada en el bono de marzo.

Los seres humanos tenemos desde tiempos inmemoriales una tendencia natural a las apuestas, en especial sin son numéricas y más aún cuando influyen en nuestras vidas y dependen de parámetros inciertos de los cuales todos creemos tener un cierto instinto. Nada es mejor ejemplo de ello que las predicciones presidenciales.

Y como parte de este ritual, predecir incluso la encuesta CEP, de la que todos se declararán ganadores, las expectativas señalan que el resultado más lógico parece ser un alza de Marco Enríquez-Ominami, una baja de Eduardo Frei y un resultado similar al de encuestas anteriores por parte de Sebastián Piñera. Pero a diferencia de los mercados, en el mundo electoral las expectativas y los resultados no necesariamente son cercanos.

Para esta encuesta en particular, según se ha leído en varios medios de comunicación, los comandos han diseñado estrategias para tener presencia pública en el período que dura el trabajo de campo de la encuesta, en una conducta que es solamente explicable por el efecto político que provoca este sondeo y por tanto en su influencia en potenciales votantes, en especial en ese porcentaje del orden del 15% que no tiene decidido su voto en primera vuelta. Habrá que ver lo efectivo de dichos caminos.

¿Cuánto de estos resultados serán un verdadero reflejo de lo que pasará finalmente en Diciembre? En septiembre de 2005, la CEP realizó un sondeo de características similares al que va a anunciar esta semana. Los resultados indicaron que Michelle Bachelet prácticamente ganaba en primera vuelta, pues marcaba 46 puntos y que había un empate entre Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, los dos candidatos de la Alianza. La diferencia entre la actual Presidenta y la suma de los dos candidatos opositores era de 8 puntos. En el resultado de diciembre, no hubo un triunfo de la Concertación en primera vuelta, y la suma de Piñera y Lavín superó a Michelle Bachelet en casi 3 puntos. Evidentemente hubo un vuelco mayor en los dos últimos meses de campaña, y teniendo en cuenta la particular situación que se da en esta competencia, no es descartable que ocurra algo similar, como ha ocurrido a lo largo de esta campaña presidencial. Entonces, cabe preguntarse qué señales habrá que mirar en esta.

Como indicamos en una columna anterior, en el escenario que Enriquez - Ominami tenga un alza será mayor el desafío de demostrar que es capaz de gobernar. Sabiamente Marco se ha comparado con Lagos y Bachelet en aquello de romper paradigmas y dar buenos gobiernos, con la diferencia que ellos representaban a un movimiento político social de amplitudes mayores. Es verdad que Chile cambió, pero no tanto.

En el caso de Sebastián Piñera será interesante medir cuánto es el impacto que ha tenido su campaña destinada a los votantes bolsillo de la Concertación, que en su momento dieron algún cambio hacia Lavín y que están totalmente fascinados con la Presidenta y su gobierno de protección social. No es fácil lograr ese desafío oscilando entre el desalojo y la continuidad materializada en el bono de marzo. Piñera no ha logrado todavía aprovechar la ventaja psicológica de una Concertación dividida y derrotada en las municipales.

Eduardo Frei no ha logrado todavía, pese a los esfuerzos realizados, desatar la que es la mayor fuerza de la Concertación, la capacidad de despliegue en territorio: una lista parlamentaria que todavía no se cierra, acusaciones de intervencionismo electoral han hecho que no aproveche el momento que le dio la encuesta CEP anterior, y por tanto los resultados deben ser visto bajo esta óptica. Pero una distancia demasiado grande con Piñera hará cuesta arriba este despliegue que se verá en los meses de octubre y noviembre.

Y la última duda que dejará la CEP es el papel de Zaldívar y Navarro en esta competencia. ¿Serán capaces de no inscribirse a la luz de los resultados de la CEP, e inclinar su balanza hacia alguno de los otros candidatos o simplemente se inmolarán a lo Frei Bolívar, sin temas que levantar y sin público que los escuche? ¿Aceptarán otros comandos el apoyo de ellos y por tanto una bajada digna de ambos contendores a cambio de algún mensaje de corregir el modelo o alguna concesión en proyectos medioambientales de renombre?

Por Carlos Correa B.- Analista electoral de Imaginacción Consultores –El mostrador.
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