Muchos han debido cerrar. Otros se fusionan, reducen personal o venden parte de sus terrenos para subsistir.
A Freya Hogan le encantaría regresar a su colegio en Ashford, cerca de Londres, ahora que se acaban las vacaciones. Pero Freya, de 16 años, y cerca de 240 alumnas más de la St. David's School para niñas se han visto obligadas a buscar otra escuela.
Tras 293 años, St. David's, uno de los colegios privados de niñas más antiguos de Gran Bretaña, cerró sus puertas en julio al quedarse sin dinero. "Hubo muchas lágrimas entre las alumnas e ira entre los padres", contó el padre de Freya, Chris Hogan. "Fue traumatizante para las niñas, que tuvieron que repartirse a los cuatro vientos".
St. David's, que ocupa un edificio histórico en 12 hectáreas con su propio lago y canchas de tenis, está entre un número cada vez mayor de escuelas privadas británicas que han tenido que cerrar o fusionarse por la recesión. Según cifras del Consejo de Escuelas Independientes, seis de las más de 2 mil escuelas privadas de Gran Bretaña cerraron en 2008, y la cantidad de estudiantes, cerca de 670 mil, bajó por primera vez desde 1994.
Varios de los colegios privados más grandes, como los famosos Eton y Harrow, aún tienen largas listas de espera, y resistirán la crisis sin dificultad. Pero muchas de los privados más pequeños están bajo presión, porque con matrículas anuales promedio de US$19.650, sus finanzas se ven amenazadas por la pérdida de unos pocos estudiantes.
Mala planificación
Andrew McEwen, director de International Education Systems, que administra y asesora escuelas en todo el mundo, estima que unas 20 escuelas privadas han cerrado o han entregado la dirección este año.
En los años de auge, los colegios podían sobrevivir gracias a su reputación y a pesar de una mala planificación financiera, señaló McEwen. Los miembros del directorio de St. David's, por ejemplo, ignoraron los problemas financieros de la escuela por mucho tiempo, indicó McEwen.
Hogan, quien era miembro de la asociación de padres de St. David's, recordó cómo un banco acreedor le exigió a la escuela que pagara un crédito de cerca de US$2,5 millones en 2008. Mientras los miembros del directorio luchaban por reunir el dinero, tratando infructuosamente de vender los terrenos de la institución, algunos padres empezaron a retirar a sus hijas, lo que complicó más el cuadro financiero.
En la Bolitho School en Penzance, Cornwall, los padres tuvieron que meterse la mano a sus propios bolsillos cuando el banco le comunicó un sobregiro dos días antes de Navidad. Para que la escuela siguiera funcionando, los padres reunieron entre ellos US$ 825 mil, los que prestaron a la escuela por cinco años, a una tasa de interés de 5%. La St. Catherine's Preparatory School no tuvo tanta suerte: debió cerrar en diciembre, mientras que Wentworth College anunció en marzo que se fusionaría con otro colegio. Algunas instituciones se han visto obligadas a reducir su personal o postergar las obras de restauración de los edificios.
Christopher A. Woodhead, director de Cognita, un grupo de 45 escuelas británicas, y ex inspector jefe escolar, señala que no tiene ninguna duda de que la "educación privada seguirá floreciendo" en Gran Bretaña, a pesar de la recesión, pero predijo que la crisis económica debería impulsar a aquellas escuelas preocupadas por su futuro a actuar ahora. "La deuda crece demasiado y están perdiendo estudiantes", aseguró. "Muchas lo hacen demasiado tarde".
19.650 dólares es lo que cuesta en promedio al año una escuela privada en Gran Bretaña.
Nuevas reglas
Varios colegios privados se manejan como fundaciones de beneficencia, y éstas ahora enfrentan el problema adicional de las nuevas reglas de la Comisión de Caridad del gobierno, que exige que todas las obras de beneficencia demuestren que están haciendo una contribución a la sociedad o corren el riesgo de perder su estatus y las reducciones tributarias que éste implica.
Para los colegios privados, esto significa ofrecer becas, poner sus instalaciones a disposición de la comunidad o formar equipo con escuelas estatales.
La Comisión de Caridad no espera que esto amenace la sobrevivencia de los colegios, pero ya se les comunicó a dos de ellos que tienen que hacer más.
Por JULIA WERDIGIER The New York Times - Emol
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