Honduras se arriesga a ser vista como la "Albania de América Central'' si no consigue resolver la crisis desatada por quienes expulsaron al presidente Manuel Zelaya antes de las próximas elecciones presidenciales, dijo el martes el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, mediador en el conflicto.
El regreso secreto de Zelaya a Tegucigalpa y su asilo en la embajada de Brasil "no ha contribuido'' a aliviar la crisis, y su llamado a la insurrección "no facilita una solución'', expresó Arias en entrevista con El Nuevo Herald y The Miami Herald.
Pero el ganador del Nobel de la Paz añadió que, debido a que gran parte del mundo considera la deposición de Zelaya como un golpe de Estado, realizar las elecciones presidenciales de noviembre sin que Zelaya regrese a la presidencia aislará más al país.
"Una parte de la comunidad internacional dice que no reconocerá el nuevo gobierno'', manifestó Arias. "¿Quién querrá ser presidente de un país [. . .] que sería una Albania en América Central?"
Arias dijo que la administración del presidente Barack Obama podría ejercer más presiones sobre el nuevo gobierno hondureño para que aceptara las propuestas que hizo el mes pasado con el propósito de poner fin a la crisis, conocidas como los Acuerdos de San José. Pero admitió que esto no era probable.
"En la política exterior estadounidense, Honduras no constituye una preocupación importante'', declaró. Y algunos republicanos de Estados Unidos están apoyando el nuevo gobierno del presidente Roberto Micheletti. "Como suelen decir, toda política es local''.
Cuando se le preguntó sobre el rumor de que podría aspirar al cargo de secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) después de que su período presidencial termine a principios del año próximo, Arias respondió con un rotundo "no''.
Arias contó que las negociaciones de San José entre Zelaya y los enviados de Micheletti comenzaron con "posiciones muy polarizadas y con mucho enojo''. Pero al final se logró elaborar un compromiso que habría devuelto a Zelaya al poder, aunque con un gabinete de coalición que garantizaría unas elecciones democráticas.
Zelaya aceptó, pero el gobierno de Micheletti rechazó el compromiso diciendo que al presidente depuesto sólo se le permitiría regresar al país para ser sometido a un juicio por traición.
Arias lo mismo decía que tenía esperanzas de que los Acuerdos de San José se aceptarían en algún momento, que manifestaba no esperar grandes progresos.
"No se ha avanzado en los Acuerdos de San José. No tengo mucha fe de que podemos avanzar'', dijo. "Lo esencial es restaurar el diálogo, pero ese diálogo se ha perdido''.
Añadió entonces que los acuerdos son el único compromiso que está sobre el tapete.
"Yo no pierdo la esperanza de una reconciliación antes de las elecciones'', afirmó.
Arias defendió también el uso que dio a las palabras "golpe de Estado'' para describir la deposición de Zelaya, a pesar de los argumentos del gobierno de Micheletti en cuanto a que el presidente fue depuesto de una manera constitucionalmente correcta.
"La percepción es que esto fue universalmente considerado como un golpe de Estado'', dijo. ‘‘No vale seguir en esa discusión''.
No obstante, el uso que dio Arias a las palabras socavó su postura entre los partidarios de Micheletti, a pesar de que había obtenido el Nobel por ser el artífice del acuerdo de paz en América Central de finales de los 80.
"Se convirtió en un árbitro, no en un mediador'', dijo Ramón Custodio, jefe de la Comisión de Derechos Humanos del gobierno hondureño y partidario de Micheletti. "Dicta condiciones, dicta resoluciones. No buscó la reconciliación''.
Frances Robles, corresponsal de The Miami Herald, contribuyó a este reporte.
Por JUAN O. TAMAYO – El Nuevo Heraldo.
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