Cualquier análisis de la encuesta CEP debe comenzar con el dato histórico que arroja: La Presidenta Bachelet y su gobierno alcanzan un récord de aprobaciónn ciudadana del 72%, la cifra más alta desde que se posee registro de encuestas en Chile. Un logro contundente e incuestionable, que ha dejado a los otrora críticos de la Mandataria sin hilvanar explicación razonable.
En lo personal, me siento orgullosa de esta aprobación. Fui parte de su gobierno y tuve el honor de servir al país por especial encargo de ella en Chaitén. Pero este dato va mucho más allá que una legítima satisfacción personal. Lo que dice es que los chilenos aprueban el proyecto político que la Presidenta ha encabezado. Un gobierno más participativo y ciudadano, donde se sientan las bases de un sistema de protección social que otorga más seguridad y oportunidades a los chilenos. Un proyecto que se construye a partir de la responsabilidad y la gobernabilidad: responsabilidad en el manejo de la economía y la gobernabilidad que otorga el respaldo de una coalición mayoritaria.
El segundo dato que arroja la encuesta CEP se refiere a la coyuntura electoral. Má allá de los numerosos análisis que hoy copan los medios, lo concreto es lo siguiente: se consolida el escenario de la primera vuelta con tres candidatos que superan cada uno el 90% de conocimiento ciudadano; es un hecho que la elección se definirá en segunda vuelta y que esa segunda vuelta será entre Frei y Piñera, y esa segunda vuelta será muy estrecha.
Ya definido el cuadro, lo que los chilenos harán ahora es analizar los proyectos de los candidatos y la capacidad de llevarlos adelante. Es ésta, por tanto, la hora de los proyectos. Los chilenos evaluarán si desean un proyecto conservador o uno progresista. Una sociedad individualista o una solidaria.
Por un lado estarán las relaciones laborales injustas, la educación desigual, la desprotección ambiental. Por el otro, el compromiso con los trabajadores, el fortalecimiento de la educación pública y la economía verde que merecen las futuras generaciones. Allá estará la misma política autoritaria de siempre, la prepotencia del dinero, la censura, las «candidaturas privadas». Acá, un proyecto de raíz popular, que ofrece una nueva Constitución para asegurar más ciudadanía. Allá los que esconden su pasado político. Acá la continuación del proyecto Bachelet.
Los chilenos evaluarán quién está en condiciones de llevar adelante el proyecto ofrecido. Quién tiene la capacidad y la experiencia. Quién tiene la independencia para plantear reformas profundas. Quién está libre de intereses particulares.
Por eso digo que ha comenzado la hora de los proyectos. Qué proponen los candidatos, qué país imaginan y qué capacidades ofrecen. Como la Presidenta Bachelet, Frei interpreta el país que la mayoría queremos: un Chile más grande y emprendedor, más justo y acogedor. Frei encarna la mejor tradición progresista de la sociedad chilena, laica y cristiana, unitaria y convocante, y ofrece su experiencia para hacer de puente hacia las nuevas generaciones. Es lo que los chilenos esperan.
Por Paula Narváez – Blogs Emol.
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