jueves, 10 de enero de 2008

Gabriel Valdes Subercaseaux


Gabriel Valdés, dos años después...y sin anestesia.....debí haber sido presidente, pero algunos trampositos me hicieron payasadas….....

Hacía dos años que no caminaba por las calles de Osorno y no pudo evitar sorprenderse con el movimiento de grúas que dan cuenta de un auge económico importante dentro de la que no se cansa de definir como “la capital agrícola de Chile”.

Son las 12.30 horas de un soleado viernes que no logra quitarle su impecable chaqueta oscura y la corbata y mientras espera que su amigo, el ex intendente Jaime Bertín, lo pase a buscar afuera de la Municipalidad, donde acaba de saludar al alcalde Mauricio Saint-Jean, mucha gente le levanta la mano efusivamente, para saludarlo con cariño. Algunos autos que pasan por Mackenna tocan la bocina y él responde el gesto con una gran sonrisa y la mano en alto. Gabriel Valdés Subercaseaux ha cambiado poco desde que dejó de ser senador. Reconoce que se le “sale el corazón” al recibir tales muestras de cariño de parte de una ciudad a la que representó durante 16 años como parlamentario y donde obtuvo la primera mayoría nacional, mientras mira de reojo hacia la catedral, uno de los grandes símbolos de la capital provincial y que existe gracias al tesón de quien fuera el primer obispo de esta Diócesis, su hermano Francisco Valdés.

Gabriel Valdés cuenta que acaba de realizarse un chequeo general en la Clínica Alemana de Santiago y dice con alegre sorpresa que aún no tiene claro de qué se va a morir, porque todos los exámenes salieron “impecables”.

Pero no sólo los médicos dicen que está en perfecto estado de salud. Al embajador de Chile en Italia se le ve bien y no representa sus 88 años de vida -el 3 de julio cumple 89-. Sigue activo y, sobre todo, vigente.

Advierte que en su condición de diplomático no hablará de política contingente, no obstante en el transcurso de la conversación que sostuvo con este medio, sorprende con candentes declaraciones sobre el difícil momento que atraviesa su partido de toda la vida, la Democracia Cristiana, vaticinando una inminente crisis total e incluso la posible desaparición de la colectividad a la cual ingresó como militante en 1935, cuando aún era la Falange Nacional.

-¿Qué le pareció Osorno en su primer recorrido tras dos años de ausencia?
-Estoy impresionado con el dinamismo que se ve en materia de construcción. Algo tuve que ver con el casino (junto a Marco Cariola fue autor de la indicación que permitió rebajar a 80 kilómetros la distancia que debe existir entre salas de juego, lo que le permitió a Osorno no “toparse” con Puerto Varas).
Veo también que hay un mall, lo que es bueno, sin embargo, debo decir que este tipo de centros comerciales no existe en Europa; no me gusta que se destruya el comercio chico, pero creo que aquí eso no va a suceder y felicito al señor Paullmann, porque está cumpliendo con lo que había prometido.
-En resumen…
-Veo avances, tanto en la opinión pública, como los empresarios. Respecto del Gobierno, hay una estimación de que nuestra Presidenta es una mujer muy notable, muy valiosa, muy seria y sincera, por la cual siento un especial aprecio y simpatía. El año recién pasado, cuando estuvo en Europa, se desenvolvió con mucho éxito y con gran impacto. La gente distingue en América Latina a Michelle Bachelet.
-¿Y cómo se ve al resto del subcontinente?
-En Europa, América Latina está mal mirada. Es un desastre lo que pasa en Venezuela y Colombia, este último con la exportación de droga al mundo entero, a través de las Farc. La situación de Bolivia se ve mal, veo además mucha confusión en Argentina, pero la imagen de Michelle Bachelet es muy buena en Europa, muy superior a la de nuestros vecinos. Sucede que ella, por decirlo de alguna manera, es muy superior al Gobierno.
-A Chile lo evalúa positivamente entonces…
-Chile ha mejorado, pero no es obra del Gobierno: Chile ha mejorado porque los chilenos están trabajando mejor. Hemos sido ayudados por el cobre, pero creo que la agricultura es notable y dentro de ello se puede decir que Osorno es la capital agrícola de Chile.
-Aquí se estima que el boom de la agricultura no es todo lo potente que debería, a raíz del bajo precio del dólar. ¿Cree que llegó el momento de comenzar a mirar hacia el euro?
-Desgraciadamente creo que la vinculación de Chile con Estados Unidos desde el punto de vista intelectual, cultural y económico, es mala. En Europa la gente no tiene temor del futuro. El euro vale hoy 1,50 dólares. Cuando llegué, el precio era sólo de 1. Es decir, se ha depreciado en un 50%, con lo cual los sueldos de los empleados -el mío entre ellos- ha bajado en esa misma cantidad, porque nos pagan en dólares. El asunto es que Europa está muy bien. Está entrando Rusia con gran potencia, se está incorporando África, tiene muy buenas relaciones con Asia y así Estados Unidos deja, poco a poco, de ser la potencia y nosotros quedamos amarrados a un dólar que no tiene otro destino que caer.

“KISSINGER TENÍA RAZÓN”
El diplomático observa con preocupación el hecho que América Latina no está participando en el desarrollo del mundo, que “va en una línea que parte en Moscú, pasa por Berlín, Londres, Washington y luego sigue a Pekín, pero no baja al sur. Eso me había señalado hace muchos años Henry Kissinger y yo lo traté de imperialista, pero en realidad hoy lo veo y le digo que tiene toda la razón”.
-Y desde fuera, ¿se ve que el país crece?
-Veo mejoras. El problema es que la distancia entre ricos y pobres aumenta, no aquí, sino en Santiago, que es escandalosa como ciudad: tiene el doble de superficie ocupada que París, pero con menos habitantes, porque la gente con dinero se fue y la gente con pobreza partió en dirección contraria. En Roma se encuentra uno con los príncipes y personajes almorzando al lado de un carpintero: todos comen espaguetis, todos son felices, es muy humano. Para superar esto, debe haber un esfuerzo nacional.
-¿Qué opina de la propuesta del sueldo ético realizada por monseñor Goic?
-Coincido absolutamente. No hay razón alguna para que en una economía como la chilena una persona gane menos de lo que necesite para su subsistencia. Pero yo voy más allá: el problema de fondo es urbanístico, ciudades más humanas, donde la gente pueda juntarse en grandes espacios públicos. Aquí vemos terrible dispersión de la gente. Cuando vuelva, quiero trabajar en esto.
-¿Cuándo volvería entonces, para hacer ese trabajo?
-Voy a volver a Europa y traigo al presidente de Italia a Chile los días 14, 15 y 16 de marzo. Según como me traten, me quedo, si no regreso a Italia.

LA DC
-Ya dijo que no puede referirse a la política contingente por el cargo que tiene, sin embargo, ¿qué mensaje podría entregarle a su Democracia Cristiana en medio de estos días de crisis?
-Soy militante desde octubre de 1935. He seguido la onda de un movimiento de grandes ideales y valores. Comenzamos cuatro gatos y fuimos aumentando, gracias a mucha gente que se sacrificó
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Llegamos al poder con Frei Montalva y fuimos el partido más grande de Chile. Realizamos una misión de Chile donde había rectores de universidad, profesionales, dirigentes sindicales como Manuel Bustos. Hicimos en definitiva, una patria para todos. Luchamos para recuperar la democracia y en lo personal estuve dos veces preso. Triunfamos en el plebiscito de 1988 y luego llegamos al Gobierno al año siguiente. Hay discusiones acerca de si yo debería haber sido el presidente entonces, pero hoy da lo mismo. El asunto es que después del Gobierno de Frei Ruiz-Tagle, el partido comienza a decaer.
Gabriel Valdés toma un breve respiro antes de continuar, como buscando palabras “diplomáticas” para expresar lo que viene.

El hombre que 1983 se puso a la cabeza la Alianza Democrática, antecesora de la Concertación de Partidos por la Democracia, no ve con optimismo lo que ocurre en su conglomerado y está a un paso de dejarlo de manifiesto
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“Estoy muy triste, porque veo un aumento de la ambición de poder por sobre los ideales. Creo que se instala un sistema de la Cossa Nostra italiana (sociedad secreta criminal -mafia- siciliana desarrollada originalmente a mediados del siglo XIX en Sicilia), en que se busca colocar gente del partido en puestos clave para tener poder, pero sin ideas, sin servicio ni generosidad.

Veo que los ideales han pasado a ser subordinados de las ambiciones y eso lleva al fin del partido”.
Valdés reitera su tristeza y arremete con más convicción. “Veo muy cerca una crisis total”.
-¿Quiénes son los responsables de ella?
-No quiero nombrar gente, pero puedo decir que quienes han usado el poder más allá de lo que es la moral y los valores, van a destruir una linda concepción de unidad política chilena que se inicio el año 35 y que tiene su término. Es grave, porque la Democracia Cristiana ha sido un partido político con intención y realidad de unir a profesionales, empresarios, gente de prensa, del trabajo y obreros. En un mundo globalizado, los países chicos tienen que unirse y aquí lo que estamos haciendo es dispersarnos. Y eso no puede ser, porque hace imposible el Gobierno, que pierde una elección y otra en la Cámara y el Senado y eso no puede ser. Por supuesto que hay responsabilidades de otros partidos, pero yo hablo del propio. Reitero: estoy muy triste, porque la Democracia Cristiana está muy cerca de su fin.
Jaime Bertín fue un excelente gobernador de Osorno, mejor intendente de la Región de Los Lagos y, sobre todo, es mi querido amigo. Y cuando uno llega a la edad que tengo, los amigos son muy importantes”.

-O sea, tenemos un apoyo formal para Jaime Bertín como candidato a alcalde de Osorno…
-Salió la política otra vez… ¡pero a quién le puede caber dudas! Haré todo lo posible para acompañarlo en la campaña, porque en política no hay nada más entretenido que eso. Generalmente, los candidatos son mejores que los elegidos (ríe). Él fue un puntal en mis dos campañas y de hecho en la segunda saqué la primera mayoría nacional… debí haber sido presidente, pero algunos trampositos me hicieron payasadas.....
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