miércoles, 15 de octubre de 2008

El fiscal que La Moneda tiene en la mira.

Foto Maglio Pérez

Vinko Fodich dirigió la polémica incautación de los computadores de la Presidencia. El procedimiento lo puso en el ojo del huracán. Antes, metió preso a Augusto Pinochet Hiriart y condenó a la hija de Michelle Bachelet por manejo en estado de ebriedad. Cercano al PPD e hijo de un torturado durante el gobierno militar, el estilo de Fodich no pasa inadvertido.

Por primera vez en la historia, el 27 de agosto pasado, dos fiscales entraron sin previo aviso a La Moneda para incautar material de prueba. La autorización provenía del Octavo Juzgado de Garantía, como parte de la investigación en torno a la denuncia -hecha por el diputado Nicolás Monckeberg- sobre el supuesto desvío de dineros fiscales a la campaña de Michelle Bachelet. La diligencia judicial fue protagonizada por los fiscales de Ñuñoa, Vinko Fodich y Pablo Norambuena, quienes requisaron tres computadores, 52 cintas magnéticas y el servidor de correo electrónico de la Presidencia.

El malestar en Palacio fue inmediato: los fiscales -aseguran desde el Ejecutivo- se llevaron mails de la Presidencia que datan de entre mayo del 2005 y abril del 2006, donde se incluye información que podría ser calificada "como secreto de Estado".

Tras este episodio el subsecretario de Interior, Felipe Harboe, interpuso un reclamo formal ante el fiscal nacional, Sabas Chahuán. Sin embargo, fuentes ligadas al proceso sostienen que el descontento y la preocupación aún persisten en el gobierno. Hoy los dardos de La Moneda apuntan a Fodich, a quien, como jefe de la fiscalía de Ñuñoa y Providencia, sindican como el responsable de los excesos cometido en el procedimiento.

Con 35 años y siete de ejercicio en el Ministerio Público, no es primera vez que Fodich se ve envuelto en una investigación complicada o en un caso de alta exposición mediática. En 2003, fue el primer fiscal en meter preso a un miembro del clan Pinochet y en 2005 condenó a la hija mayor de Michelle Bachelet por conducir en estado de ebriedad. Por sus manos han pasado causas tan bulladas como la de Chiledeportes y el homicidio del hijo del ex fiscal económico, Pedro Mattar.

Precedido por su fama de fiscal independiente, hoy Fodich vive momentos complicados. El martes pasado, la defensa de Roberto Espinoza -director administrativo de La Moneda en la era Lagos y principal inculpado en la causa- pidió al Octavo Juzgado de Garantía que se anule la incautación de los correos electrónicos.

La solicitud se basa en el artículo 209 del Código Procesal Penal, el cual establece que las incautaciones en un lugar donde funciona una autoridad pública, pero donde además existan elementos o antecedentes reservados cuyo conocimiento pueda afectar la seguridad nacional, deben ser avisadas con 48 horas de anticipación a la autoridad responsable, la cual debe comunicárselo al ministro en cuestión -Interior, en este caso-, quien a su vez puede oponerse. Ahí se inicia todo un procedimiento legal que podría terminar en la Corte Suprema.

Desde la fiscalía de Ñuñoa aseguran, sin embargo, que la ley establece que si el aviso de la diligencia implica el riesgo de que ésta falle, no tienen la obligación de informarla. Asimismo, aseguran que en la actualidad los computadores y los correos electrónicos se han convertido en fuentes de evidencia básica y de suma importancia, pues hoy toda la comunicación pasa por ahí.

Con todo, si el juez acoge la petición de nulidad presentada por la defensa de Espinoza, todo el procedimiento de incautación quedará en nada, lo que dejaría en mal pie el actuar de Fodich y su equipo.

No son pocos los abogados que ponen en entredicho el procedimiento de Fodich. Lo tildan de desproporcionado, impetuoso y "acaballado". Cercanos al fiscal argumentan que el cuestionamiento sobre el "excesivo despliegue" en relación al monto investigado, "no ha lugar, porque siguiendo esa lógica no deberíamos investigar los robos hormiga en un supermercado. Si es por montos de plata, muy pocos delitos serían objeto de investigación".

Cercano al PPD

Vinko Fodich creció en un ambiente familiarizado con las leyes y los juicios. Su padre, Vicente Fodich Castillo, posee una dilatada carrera como juez y hoy es miembro del Tribunal Regional de Talca. Liberal y progresista, este ex alumno de la Alianza Francesa de Curicó siempre quiso estudiar en una universidad laica. Por eso cuando no quedó en la Universidad de Chile optó por la Universidad de Valparaíso.

Según recuerda uno de sus compañeros de curso -el hoy director del Sename de la V Región, Carlos Went-, Fodich era un buen alumno, aunque no el más aplicado de la clase. "Tenía un promedio superior a seis. Era del tipo que procesaba las materias, las entendía, pero no era un memorión. Siempre le gustó el Derecho Penal, tanto que su tesis la hizo sobre el lavado de dinero".

Pero sus intereses iban más allá del asunto puramente académico: también participó en política. Cercano a las ideas de izquierda -su padre figura entre las 28.000 víctimas de tortura durante el régimen militar, acreditadas en el Informe Valech-, Fodich fue secretario general del centro de alumnos de la Escuela de Derecho, representando al PPD.

En 1997, además, participó desde su facultad en la última gran toma universitaria que vivió el país. Aunque estaba recién egresado, colaboró en la creación de un comité estudiantil que buscaba entregar propuestas curriculares y establecer un órgano tripartito entre profesores, autoridades y alumnos para la toma de decisiones importantes en la universidad. Aunque el intento quedó en nada, cercanos al fiscal aseguran que Fodich aún conserva en una caja esos documentos.

A la caza de Pinochet

En mayo del 2001, y luego de trabajar durante algo más de dos años en forma privada en Talca, Fodich asumió como fiscal adjunto en Curicó. Sus inicios no fueron tan fáciles: la Reforma Procesal Penal se había implementado en la Región del Maule apenas cuatro meses antes y todo era nuevo.

Quienes lo conocieron en esa época recuerdan que la primera vez que Fodich presenció una autopsia, su impacto fue tan grande que tuvo que dejar la sala y permitir que la diligencia finalizara sin su presencia. Con los años, sin embargo, sus cercanos dicen que el "cuero se le endureció".

Durante los tres años que permaneció en esa fiscalía, Fodich llevó cerca de 30 casos a juicio oral: en todos logró condena. La causa que más lo marcó durante ese periodo fue el procesamiento de Augusto Pinochet Hiriart por receptación de vehículo robado y tenencia ilegal de armas. "Fue el primer fiscal en Chile en encarcelar a un miembro del clan Pinochet. Para hacer eso, hace cinco años, había que tener pantalones", dice Aldo Duque, abogado defensor durante ese proceso.

La investigación del caso duró cerca de un año y en ella Fodich trabajó estrechamente con el fiscal Carlos Gajardo. Juntos acuñaron la hoy célebre frase entre los abogados "para condenar al diablo no se puede traer ángeles de testigos". La utilizaron durante ese juicio oral y, años después, Fodich la volvió a usar durante los alegatos en el caso Mattar.

Alegatos de película

En diciembre del 2003, Fodich junto a otros dos fiscales de Curicó -Carlos Gajardo y Patricio Caroca- aterrizaron en la recién estrenada Fiscalía de Ñuñoa, Providencia y La Reina, dependiente del fiscal regional de Santiago Oriente, Xavier Armendáriz, quien designó al abogado de origen croata a la cabeza de ese organismo.

"Los jefes de las fiscalías comunales son cargos de exclusiva confianza del fiscal regional. Fodich y Armendáriz se conocen desde hace siete años y se llevan muy bien. Ambos son duros", explica un funcionario del Ministerio Público.

La misión fundamental de Fodich como líder de esta fiscalía es asignar las tareas entre los 18 fiscales que allí trabajan. Además, por reglamento, debe supervisar la mayoría de las causas que se llevan, de las cuales en promedio sólo el cinco por ciento llega a la fase del juicio oral. Cuando los casos son complejos o de alto impacto público, él se involucra directamente en la investigación. Situación que en esa fiscalía, por su ubicación estratégica, sucede a menudo.

"Fodich es acucioso y detallista. Eso quedó demostrado con su participación en el caso de Chiledeportes: persiguió todas las hebras de la causa, por chicas que fueran", explica un diputado de la Alianza.

El abogado Aldo Duque -quien también es contraparte de Fodich en el caso de espionaje telefónico protagonizado por el investigador privado Dante Yutronic-, agrega que es un fiscal complicado para los defensores porque no se distrae en detalles inocuos. "Todas sus diligencias están orientadas a perseguir la responsabilidad del inculpado o establecer la existencia del delito".

Cercanos a Fodich revelan que se toma mucho tiempo para preparar los alegatos. Destina varias horas, pensando en frases fuertes que impacten a los oyentes. Muchas veces saca ideas del cine -uno de sus pasatiempos favoritos-. Así, por ejemplo, lo hizo cuando para cerrar el juicio en contra de Aarón Vásquez, el joven que con un bate de béisbol le partió la cabeza al ciclista Alejandro Inostroza, recordó la escena de Los Intocables, donde Al Capone -interpretado por De Niro- mata a uno de los suyos con dos o tres golpes certeros en la cabeza utilizando el mismo instrumento deportivo.

Otro recurso que Fodich utiliza es crear caminos de investigación alternativos cuando no existen testigos presenciales. Por ejemplo, en el caso de las indagaciones que realizó en torno al asesinato del hijo de Pedro Mattar, su equipo debió reconstruir el crimen a través de tráficos telefónicos, georreferencias de antenas y uso de tarjetas bancarias.

Lobo solitario

Una de las caídas más públicas que ha tenido Vinko Fodich fue a mediados de este año, cuando pese a ser el favorito para quedarse con la Fiscalía Regional del Maule, Sabas Chahuán finalmente optó por el fiscal jefe de Talca, Juan Pablo Kinats.
Cercanos al defensor de Ñuñoa afirman que entre Fodich y Chahuán nunca ha existido una relación muy cercana. Dicen, además, que luego del poco apoyo que éste le brindó tras el allanamiento en La Moneda, la poca sintonía que existía terminó por extinguirse. Agregan que Fodich "está molesto por la posición de Chahuán".

Fodich no tiene redes conocidas en el mundo político. De hecho, el fiscal de Providencia nunca ha conversado con el subsecretario de Interior y encargado de la seguridad pública, Felipe Harboe. Tampoco tiene contactos en el Parlamento, aunque desde la fiscalía señalan que recibe a todo quien se lo solicita: así, por sus oficinas han pasado diputados como Jorge Burgos y Nicolás Monckeberg.

Con el contralor Ramiro Mendoza, mantiene una relación cordial, pero siempre en un marco de protocolo. "Por el caso que actualmente involucra a La Moneda, Fodich ha visitado en dos oportunidades al contralor. Viene para pedir antecedentes y conocer nuestro timming en esta causa. Llega muy preparado y sabe bien de lo que habla", puntualizan desde esa entidad fiscal.

Por Josefina Ríos – Gentileza: Revista Que Pasa.
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