Estados Unidos intensifica la presión sobre el gobierno de facto hondureño y los empresarios que lo respaldan, advirtiendo que enfrentarán severas sanciones si no permiten el regreso del depuesto presidente Manuel Zelaya al poder.
La secretaria de Estado Hillary Clinton llamó al presidente interino Roberto Micheletti para decirle que habría serias consecuencias si su gobierno ignora una mediación internacional para el regreso de Zelaya.
La llamada fue el domingo, cuando las conversaciones mediadas por el presidente costarricense Oscar Arias se interrumpieron debido a la negativa de los delegados de Micheletti a aceptar las exigencias del regreso de Zelaya.
El portavoz del Departamento de Estado, P.J. Crowley, dice que Clinton "ayudó a Micheletti a comprender las posibles consecuencias de no aprovechar esta mediación''.
Mientras tanto, los líderes empresariales hondureños dicen que el embajador estadounidense, Hugo Llorens, les ha dicho en reuniones que Honduras, un país pobre que depende e sus exportaciones a Estados Unidos, podría enfrentar fuertes sanciones si el gobierno interino sigue negándose a la propuesta de Arias de que Zelaya regrese al frente de un gobierno de coalición.
La Unión Europea añadió presión el lunes al anunciar que suspendería su ayuda de 65.5 millones de euros ($93.1 millones) a Honduras.
Ningún gobierno ha reconocido a Micheletti y la ONU y la OEA han pedido el regreso de Zelaya, que fue arrestado y expulsado del país por los militares el 28 de junio.
Pero Micheletti jura que no renunciará y sugirió que Estados Unidos está traicionando a uno de sus más firmes aliados. Honduras permitió que su territorio se usara en la lucha de los rebeldes contras contra el gobierno sandinista de Nicaragua en los años 80. Más recientemente, también envió soldados a Irak.
"Ha habido presión de todas partes'', dijo Micheletti el lunes en un discurso ante entusiastas partidarios.
"Uno aprende que los que parecen amigos no lo son, sino que sólo están interesados en lo que uno puede hacer por ellos''.
En cuanto a la llamada de Clinton, Micheletti sugirió que debía enviar a alguien a Honduras que verifique que su gobierno no persigue a los opositores.
"Le dije que enviara a alguien de confianza, alguien con quien de veras pueda hablar, para que le diga si es cierto que se está matando gente'', dijo Micheletti.
Juró que permanecerá en el poder hasta las elecciones programadas para el 29 de noviembre. Washington ha insinuado que tal vez no reconozca esa elección porque se realizará bajo un gobierno de facto.
"Vamos a seguir nuestra vida, a seguir con nuestro gobierno, vamos a seguir con nuestra próxima elección presidencial el 29 de noviembre'', dijo Micheletti. "Tienen que respetarnos''.
Los dirigentes empresariales, un sector clave de respaldo para Micheletti, también juran desafiar a sus oponentes, con la esperanza de que Estados Unidos desconfíe tanto de Zelaya como ellos desconfían de él. Zelaya es un aliado del presidente venezolano Hugo Chávez, uno de los mayores antagonistas de Washington en la región.
El gobierno interino ha iniciado una campaña de cabildeo contra las sanciones, apostando a que no caerían bien entre los conservadores en Estados Unidos ni serían positivas para los intereses empresariales.
"Honduras es un país pequeño y pobre'', dice Almícar Bulnes, jefe del Consejo Hondureño de la Empresa Privada. "El mundo luciría muy mal si exterioriza su indignación contra nosotros''.
Por MARK STEVENSON / AP - TEGUCIGALPA, Honduras – El Nuevo Heraldo.
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