miércoles, 16 de abril de 2008

Hace casi 35 años, en medio del agudo conflicto político que se vivió durante la U.P., se produjo la última destitución de ministros de Estado.


Sergio Bitar, Gerardo Espinoza y Orlando Millas fueron sacados de sus cargos a mediados de 1973. Después vinieron los años sombríos de la dictadura militar.

Hoy, el Senado -después de una extensa sesión donde ayer se expusieron los argumentos de la acusación y de la defensa- vuelve a tener en sus manos el destino de un secretario de Estado, la ministra de Educación, Yasna Provoste, acusada constitucionalmente por la Alianza y un grupo de ex diputados de la Concertación en el caso de las subvenciones educacionales.

La jornada en Valparaíso, en este contexto, puede ser histórica en términos de redefinir las relaciones Gobierno-oposición, cuya matriz viene desde 1990.

A media mañana de ayer, el ministro portavoz, Francisco Vidal, definió la posición de la Jefa de Estado. "No hay negociación, no hay renuncia, porque ésa es la decisión de la Presidenta de la República, que coincide 100 por ciento con la decisión de la ministra (Yasna) Provoste", indicó, estableciendo de nuevo que la resolución de dar la batalla hasta el final es de Bachelet.

Esto pone término al debate -generado en lo fundamental dentro de la DC- acerca de la opción de que la secretaria de Estado dimitiera y así se salvara de la muerte cívica por cinco años. Debido a la mecánica legal, esta alternativa suponía que senadores de la oposición o independientes rechazaran el juicio político, ya que la mera renuncia no bloquea el curso del libelo; es decir, para que esto se materializara, tenía que haber alguna negociación política.

"La decisión de la Presidenta de la República es respaldar a la ministra Provoste hasta el final", agregó Vidal, que de este modo también aclaró la interpretación surgida de palabras del Vicepresidente Edmundo Pérez Yoma, que el lunes planteó que la renuncia de Provoste en última instancia sólo dependía de ella. El jefe de gabinete fue partidario en principio de que la ministra dimitiera y así se evitara la acusación. Esta vía no fue, en todo caso, la de la Presidenta.

Ayer, Pérez Yoma no se refirió a este punto -a esas alturas ya clausurado- y se manifestó aún esperanzado en que el Senado no vote en bloque. "Espero que los senadores verdaderamente actúen en conciencia, no obedezcan órdenes de partido, no actúen en bloque, decidan ( ) y estén a la altura de las circunstancias", dijo el ministro.

EVALUACIÓN DE VOTOS

Agregó, en referencia a la tesis aliancista de que hay una nueva hegemonía entre la derecha y los ex concertacionistas, que esperaba que "el Senado de la República actúe de acuerdo al mérito del proceso y no en torno a una verdadera tesis política, que consiste en demostrarle al Gobierno que hay una mayoría en el Senado que es capaz de torcerle la mano".

"Basta con que uno o dos senadores se abstengan o voten en contra de la acusación", indicó luego.

¿Existe esa ventana para que se salve la ministra? El lobby correspondiente, que ayer en el puerto lo concentró el secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, estuvo marcado por la especulación. Según fuentes de La Moneda, al ministro no le ha ido bien con los independientes.

Hacia las 16 horas, Viera-Gallo ingresó a la oficina del comité de senadores del PS, donde permaneció por largo tiempo pegado a su celular. Trascendió que ahí aprovechó de informar a Pérez Yoma sobre el fracaso de las negociaciones con los extra partidarios.

Luego comentó a La Nación que "nosotros siempre seguiremos conversando con todos los senadores que tengan interés en escuchar nuestros argumentos".

El mensaje de los tres ministros del comité político fue ayer unívoco: invitar al Senado a analizar la acusación en su mérito jurídico, para hacer honor a la disposición constitucional de que sus miembros actúan como jurado y en conciencia.

De hecho, una de las estrategias consistió en subrayar que el alegato del abogado Luis Bates pudiera influir en legisladores que tienen mayor autonomía que los diputados, quienes normalmente se alinean en esquemas más político-partidarios estrictos.

Al terminar la larga exposición de acusadores y defensa, Viera-Gallo aprovechó de enviar una señal a los parlamentarios que han salido de la Concertación. "Por lo tanto, cada senador que vote, tendrá que rendir cuenta de su voto ante el electorado", comentó. A su juicio, "es la ciudadanía la que debe finalmente juzgar".

Según fuentes de palacio, la bancada independiente estuvo muy cerrada. Luego de que el senador Carlos Bianchi esquivara la petición del Gobierno de votar en contra, el foco apuntó hacia el ex RN Carlos Cantero, que había sugerido que estaba dispuesto a votar no, siempre y cuando Provoste renunciara. Sin embargo, Cantero ayer desechó esa posibilidad: "Ello ya no tiene mucho sentido, porque ya se inició el proceso en el Senado".

Un momento histórico

Durante los 18 años de democracia la derecha ensayó acusar a ministros de Estado. Se trató de acciones testimoniales y algo simbólicas, porque siempre la Concertación –mayoritaria desde 1988- se ordenó en defensa de los miembros del gabinete.

Sin embargo, la salida de un grupo de parlamentarios de la DC y del PPD cambió la correlación de cosas en el Congreso sólo desde un punto de vista político, ya que electoralmente la coalición de Gobierno ganó los comicios de 2005 y obtuvo la mayor parte de los escaños.

Pero lo que según la Alianza constituye una nueva mayoría política ha decidido golpear a La Moneda por la vía de acusar constitucionalmente a la titular de Educación, Yasna Provoste, debido a anomalías en el sistema de subvenciones educacionales. Se trata de un desafío a la Presidenta Michelle Bachelet y de una prueba de fuego para la dominante tesis del desalojo que permea a la oposición conservadora a partir de la asunción de la actual Presidenta.

Hoy el Senado se enfrenta pues a una decisión plagada de resonancias históricas.


Muestras de apoyo

Nuevamente y al igual como ocurrió en la Cámara de Diputados, la suspendida ministra de Educación, Yasna Provoste, estuvo siempre acompañada.

En la tribuna de la cámara alta estuvo su hermana y sus más cercanos colaboradores del ministerio. A la sesión llegó su abogado defensor Luis Bates y el jefe jurídico del ministerio Rodrigo González.

En el Congreso fue recibida por el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo. En la sala estuvieron presentes otros miembros del gabinete, como el de Justicia, Carlos Maldonado; el titular de Hacienda, Andrés Velasco; el subsecretario de Interior, Felipe Harboe.

En la calle también hubo manifestantes que apoyaron a Provoste.
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Fuente: La Nacion.
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