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Desde mucho antes de los resultados de las elecciones municipales hemos señalado reiteradamente la necesidad de hacer un diagnóstico profundo del estado de la convivencia interna del P.D.C. y del perfil de su imagen frente a la ciudadanía. Fue en razón de esta anticipación, justo después de realizado nuestro V Congreso que decidimos proponer que el gobierno del Partido fuese asumido por una mesa integrada e integradora de las diferentes visiones de la Democracia Cristiana. Nos parecía indispensable fortalecer la unidad del Partido a través de un gobierno consensuado, para tomar con fuerza el camino indicado por V Congreso Ideológico y Programático. Nos parecía imprescindible hacer de ellos, la base de los lineamientos del programa presidencial de la Democracia Cristiana para el Gobierno de Chile en su Bicentenario. Por lo mismo propusimos en nuestra reciente Junta del mes de julio pasado, formalizar un mecanismo de elección de nuestro candidato o candidata presidencial de manera de transformar ese período de competencia, no en una confrontación de intereses particulares sino en un debate con altura en razón del Bien Común. Necesitábamos presentarnos a la opinión pública con una identidad renovada y asertiva después de un proceso sereno, creador y transparente. Desgraciadamente no fuimos escuchados y ahora todos tenemos que asumir la lección con hidalguía y humildad.
Lamentamos que la discusión, durante el proceso anterior a la elección Municipal, se haya individualizado más allá de las ideas y nos hayamos sometido a una racionalidad egocéntrista, donde más que propuestas de fondo, el alegato se centró en individualidades y facciones, sin apuntar a la verdaderas causas del deterioro de la Democracia Cristiana entre el electorado.
En razón de lo anterior, nos atrevemos a sugerir al Presidente del Partido en este momento doloroso, este planteamiento como un modesto intento de ayudar a clarificar el proceso de recuperación de nuestro espíritu comunitario de confianzas mutuas:
1. Entendemos que para serenar los espíritus antes de la junta, el Presidente Jorge Burgos, en una mesa que tiene el mismo poder de resolución que antes, debe contar con todo el respaldo y colaboración de todos los militantes a través de Chile.
2. En ese sentido, para buscar la mayor claridad de razonamiento de la Democracia Cristiana en todo el territorio nacional, debemos a la luz de la experiencia pasada reciente, centrarnos en las propuestas futuras en el marco del V Congreso.
3. En esta perspectiva se debería tomar desde ya acuerdos que permitan llegar a la próxima Junta Nacional con conversaciones adelantadas para lograr una mesa integrada e integradora y sin exclusiones, como lo venimos señalando desde el año pasado.
4. Solicitamos que en los próximos 15 días cite a todos los Consejos Provinciales del Partido a la misma hora, para pronunciarse sobre 5 materias que la Mesa proponga, con el fin que elaborar un informe consolidado y resumido de las experiencias positivas y negativas Comuna por Comuna, vividas en los días pasados y de las ideas o propuestas más consensuadas.
5. Creemos indispensable poner claramente de manifiesto el compromiso del partido con su ideario histórico concreto, al respecto, sugerimos que se encomiende al Frente de Profesionales y Técnicos que articule las propuestas básicas para el nuevo programa presidencial de la Democracia Cristiana y las plantee para su debate ante la próxima Junta Nacional
Siempre hemos sostenido que primero deben ser las ideas y valores y después candidaturas deben ponerse a su servicio.
6. Proponemos también que haya una urgencia en cambiar las formas de comunicación e intercambio y los parámetros de los comportamientos entre los militantes y especialmente de los liderazgos. Que se suspenda la interrelación a través de los medios de comunicación masiva. Que rigurosamente se guarde respeto y disciplina, especialmente en estos días.
7. Insistimos en reinstaurar formas meritocráticas para la selección de quienes nos representen.Esto significa Hoja de Vida partidaria, trabajo comunitario extra partido, comportamiento ético en el desempeño público de representación, preparación doctrinaria e ideológica. Nos parece indispensable a la brevedad, generar un tribunal de disciplina incuestionable y eficiente que se valide a través de todo el territorio.
Volvemos a reiterar lo que ha sido la línea de pensamiento para nuestra recuperación. Ella pasa por:
• El Bien Común siempre está primero y la Democracia Cristiana está a
su servicio con una voluntad de integración nacional comunitaria.
• Consecuencia en el vivir y en el actuar de los Demócrata Cristianos.
Es decir actuar conforme a nuestra doctrina e ideología
• Nuestro programa será siempre aspirar a una sociedad democrática justa y progresista. Nuestra conducción debe reflejar toda la riqueza de nuestra pluralidad política, social, cultural y generacional de todas nuestras mujeres y hombres.
Un gobierno Nacional y Popular sin exclusiones, como el que Chile necesita, requiere de una Democracia Cristiana unida y unitaria que sirva de eje histórico articulador de la nueva Concertación. Un partido movilizado, que active los centros de pensamiento y concuerde socialmente itinerarios y contenidos.
• Estamos seguros que en la Democracia Cristiana podremos revertir las fuerzas históricas con la mente fría con las ideas claras, el corazón ardiente y las manos limpias.
Mariano Ruiz-Esquide Jara
Renán Fuentealba Moena
Jorge Donoso Pacheco
Juan Guillermo Espinosa
Ignacio Balbontín Arteaga
Rodolfo Fortunatti Molina
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