Otra vez la directiva del PDC intenta dar lecciones de disciplina, ética y compromiso con los valores del humanismo cristiano.
Efectivamente los representantes populares de los partidos políticos tienen el deber ético de ceñirse a las orientaciones que el partido sugiera en la discusión de las políticas públicas.
Pero atención ¡! Las orientaciones del partido deben incluir la visión del bien común, el debate de ideas y la búsqueda del bienestar, no así, el apoyo obsecuente a malas políticas publicas, situación que en el caso del transantiago ha sido refrendada por la mayoría ciudadana y que se expresa en el malestar que día a día viven las personas. Esta situación conduce a un alejamiento de la verdadera doctrina humanista cristiana, y no procede, ética ni moralmente incurrir en la obligatoriedad a través de las instancias orgánicas, eso es corromper la institucionalidad, hacer que ella se preste para justificar una soberbia incomprensible, y el encubrimiento de un verdadero crimen social.
Llama la atención que justamente las sanciones a la disciplina y orden irrestricto al PDC vengan dadas por una votación distinta a lo que definió el Gobierno en una política pública transversalmente cuestionada. Esa votación, precisamente refleja el más puro sentido de la orientación democratacristiana: la búsqueda de la dignidad de la persona humana.
A nuestro juicio un liderazgo presidencial no se impone a la fuerza, se impone al hacer rectificaciones profundas a las verdaderas faltas al estatuto partidario; ejemplo de ello son las pésimas administraciones en las Empresas del Estado dirigidas por “camaradas”, los procesos de corrupción que están siendo investigados por la justicia. Estos ejemplos sí constituyen faltas graves al comportamiento del militante democratacristiano.
Hacia estas situaciones se debería volcar el actuar partidario, aquí se debería actuar con fuerza y liderazgo, la militancia y los jóvenes eso esperaríamos de una directiva y un partido que aspira a conducir los destinos de Chile. No pantallazos disciplinarios, que a todas luces asoman como un acto desesperado para no perder influencia, y con ello cubrir una forma de conducción política que está en franco deterioro.
Elson Bórquez Yañez, Primer Vice-Presidente Nacional JDC
Rodrigo Antilef Giacaman, Secretario Comunal Antofagasta JDC
Efectivamente los representantes populares de los partidos políticos tienen el deber ético de ceñirse a las orientaciones que el partido sugiera en la discusión de las políticas públicas.
Pero atención ¡! Las orientaciones del partido deben incluir la visión del bien común, el debate de ideas y la búsqueda del bienestar, no así, el apoyo obsecuente a malas políticas publicas, situación que en el caso del transantiago ha sido refrendada por la mayoría ciudadana y que se expresa en el malestar que día a día viven las personas. Esta situación conduce a un alejamiento de la verdadera doctrina humanista cristiana, y no procede, ética ni moralmente incurrir en la obligatoriedad a través de las instancias orgánicas, eso es corromper la institucionalidad, hacer que ella se preste para justificar una soberbia incomprensible, y el encubrimiento de un verdadero crimen social.
Llama la atención que justamente las sanciones a la disciplina y orden irrestricto al PDC vengan dadas por una votación distinta a lo que definió el Gobierno en una política pública transversalmente cuestionada. Esa votación, precisamente refleja el más puro sentido de la orientación democratacristiana: la búsqueda de la dignidad de la persona humana.
A nuestro juicio un liderazgo presidencial no se impone a la fuerza, se impone al hacer rectificaciones profundas a las verdaderas faltas al estatuto partidario; ejemplo de ello son las pésimas administraciones en las Empresas del Estado dirigidas por “camaradas”, los procesos de corrupción que están siendo investigados por la justicia. Estos ejemplos sí constituyen faltas graves al comportamiento del militante democratacristiano.
Hacia estas situaciones se debería volcar el actuar partidario, aquí se debería actuar con fuerza y liderazgo, la militancia y los jóvenes eso esperaríamos de una directiva y un partido que aspira a conducir los destinos de Chile. No pantallazos disciplinarios, que a todas luces asoman como un acto desesperado para no perder influencia, y con ello cubrir una forma de conducción política que está en franco deterioro.
Elson Bórquez Yañez, Primer Vice-Presidente Nacional JDC
Rodrigo Antilef Giacaman, Secretario Comunal Antofagasta JDC
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