El tiempo próximo se vislumbra con trascendentales desafíos.
Hablemos primero de la política. Quiero ser en esto muy clara: pasamos de la convivencia con visión de país al imperio de la coerción verbal y política.
La oposición ha adoptado una nueva actitud que en estas líneas quiero reprochar. Apostar al desalojo o al derrumbe, es diseñar una estrategia deliberada para dañar nuestra convivencia e impedir los avances políticos y sociales. Se trata de, a plena conciencia, causar un daño al país. Creo que presenciamos una postura de intimidación verbal y política.
Chile y los chilenos necesitan una convivencia que asegure la sana gobernabilidad, converja en los grandes desafíos país y permita resolver las dificultades que día a día enfrentan los chilenos. La actitud que presenciamos destruye aquellos puentes que comunican las grandes mayorías y permiten los acuerdos nacionales.
Desde un punto de vista social, en el tiempo próximo debe haber una sola consigna: avanzar en el camino de la equidad.
Debemos implementar con fuerza la reforma previsional. No disminuir el paso en el avance de la reforma a la salud. Debemos profundizar las políticas de equidad desde una perspectiva de los derechos económicos y sociales.
Es imperativo también instaurar como una política de Estado la reinserción social de las más de 20.000 personas que año a año egresan de las cárceles. Creer que aumentar el número de personas encarceladas es la solución a la delincuencia representa una falacia que debemos plantear ante los chilenos.
Debemos, con decisión, avanzar en nuevas reformas laborales, con el fortalecimiento y promoción de la negociación colectiva, el seguro de desempleo, gratificaciones efectivas. Pero diferenciando también entre los distintos tamaños de empresas: una PYME no puede enfrentar de la misma forma sus compromisos laborales que una gran empresa.
Debemos asimismo, perseverar y profundizar en las políticas urbanas teniendo como norte la necesidad de promover la convivencia de las familias en sus barrios y comunidades.
Las simultaneidad de megaempresas de retail, acceso al crédito y gran concentración económica, entre otros desafíos, nos deben llevar a desarrollar una segunda generación de los derechos al consumidor que vuelva las cosas a su justo equilibrio. Debemos además enfrentar el poder del dinero, la concentración económica, los monopolios, aprender la lección del Tribunal de la Libre Competencia.
Debemos avanzar, ahora con más fuerza que nunca, en las reformas planteadas en educación. La superintendencia de educación, la subvención preferencial, son sólo algunos desafíos que apuntan a un solo objetivo, educación de calidad. Adicionalmente investigación y desarrollo son las claves del futuro.
En materia económica enfrentamos una realidad difícil de prever: una sensación de crisis en medio de la abundancia. El significativo superávit fiscal se contrapone a una situación de inflación en bienes básicos, sequía, serias dificultades energéticas, y fuerte apreciación de la moneda que afecta a los exportadores y la producción nacional.
La abundancia que gozamos, es el capital para conquistar el desarrollo económico que asegure el fin de la pobreza y eleve la calidad de vida de todos los chilenos. Se debe administrar con prudencia, pero también con determinación, creatividad y mucha democracia. Los recursos no se pueden guardar bajo el colchón. Se deben utilizar con decisión para cambiarle la cara a Chile.
Para hacer frente a la nueva etapa que comienza se requiere que la voluntad de todos se dirija a tomar las decisiones que nuestro país requiere. Debemos aprovechar cada minuto en la gran tarea de la equidad y el desarrollo, en la gran tarea de la gobernabilidad y la convivencia cívica, en el desafío de construir un país para todos y ganar el futuro.
SOLEDAD ALVEAR VALENZUELA
SENADORA Y PRESIDENTA DE LA DC
Hablemos primero de la política. Quiero ser en esto muy clara: pasamos de la convivencia con visión de país al imperio de la coerción verbal y política.
La oposición ha adoptado una nueva actitud que en estas líneas quiero reprochar. Apostar al desalojo o al derrumbe, es diseñar una estrategia deliberada para dañar nuestra convivencia e impedir los avances políticos y sociales. Se trata de, a plena conciencia, causar un daño al país. Creo que presenciamos una postura de intimidación verbal y política.
Chile y los chilenos necesitan una convivencia que asegure la sana gobernabilidad, converja en los grandes desafíos país y permita resolver las dificultades que día a día enfrentan los chilenos. La actitud que presenciamos destruye aquellos puentes que comunican las grandes mayorías y permiten los acuerdos nacionales.
Desde un punto de vista social, en el tiempo próximo debe haber una sola consigna: avanzar en el camino de la equidad.
Debemos implementar con fuerza la reforma previsional. No disminuir el paso en el avance de la reforma a la salud. Debemos profundizar las políticas de equidad desde una perspectiva de los derechos económicos y sociales.
Es imperativo también instaurar como una política de Estado la reinserción social de las más de 20.000 personas que año a año egresan de las cárceles. Creer que aumentar el número de personas encarceladas es la solución a la delincuencia representa una falacia que debemos plantear ante los chilenos.
Debemos, con decisión, avanzar en nuevas reformas laborales, con el fortalecimiento y promoción de la negociación colectiva, el seguro de desempleo, gratificaciones efectivas. Pero diferenciando también entre los distintos tamaños de empresas: una PYME no puede enfrentar de la misma forma sus compromisos laborales que una gran empresa.
Debemos asimismo, perseverar y profundizar en las políticas urbanas teniendo como norte la necesidad de promover la convivencia de las familias en sus barrios y comunidades.
Las simultaneidad de megaempresas de retail, acceso al crédito y gran concentración económica, entre otros desafíos, nos deben llevar a desarrollar una segunda generación de los derechos al consumidor que vuelva las cosas a su justo equilibrio. Debemos además enfrentar el poder del dinero, la concentración económica, los monopolios, aprender la lección del Tribunal de la Libre Competencia.
Debemos avanzar, ahora con más fuerza que nunca, en las reformas planteadas en educación. La superintendencia de educación, la subvención preferencial, son sólo algunos desafíos que apuntan a un solo objetivo, educación de calidad. Adicionalmente investigación y desarrollo son las claves del futuro.
En materia económica enfrentamos una realidad difícil de prever: una sensación de crisis en medio de la abundancia. El significativo superávit fiscal se contrapone a una situación de inflación en bienes básicos, sequía, serias dificultades energéticas, y fuerte apreciación de la moneda que afecta a los exportadores y la producción nacional.
La abundancia que gozamos, es el capital para conquistar el desarrollo económico que asegure el fin de la pobreza y eleve la calidad de vida de todos los chilenos. Se debe administrar con prudencia, pero también con determinación, creatividad y mucha democracia. Los recursos no se pueden guardar bajo el colchón. Se deben utilizar con decisión para cambiarle la cara a Chile.
Para hacer frente a la nueva etapa que comienza se requiere que la voluntad de todos se dirija a tomar las decisiones que nuestro país requiere. Debemos aprovechar cada minuto en la gran tarea de la equidad y el desarrollo, en la gran tarea de la gobernabilidad y la convivencia cívica, en el desafío de construir un país para todos y ganar el futuro.
SOLEDAD ALVEAR VALENZUELA
SENADORA Y PRESIDENTA DE LA DC
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