Más de un centenar de intelectuales, asistieron, al Salón “Gregorio de la Fuente”, del edificio de la ex Estación de FFC de La Serena, al lanzamiento del libro “Renán Fuentealba. En la génesis de la Concertación” del periodista y escritor Ignacio González Camus.
Ente ellos, el Senador Mariano Ruiz Esquide, quien viajó expresamente desde Santiago. El Presidente de la Cámara, Patricio Walter. El Intendente, Ricardo Cifuentes. El Gobernador, Rolando Calderón, El Alcalde (s), José Manuel Peralta. El Presidente de la SALC (Sociedad de Creación y Acciones Literarias de la Región de Coquimbo), Arturo Volantines y naturalmente el personaje Central, Renán Fuentealba Moena.
Inició el acto el periodista y escritor Eleazar Garviso Gálvez. Autor del libro “Un Falangista olvidado”, fiel y claro reportaje (40 entrevistados), una veintena de libros y todos los medios de comunicación de la época) sobre quien fuera Diputado, Senador, Intendente Regional y 7 veces Presidente del PDC: Renán Fuentealba M.
En 2 horas – se hicieron cortas – quienes intervinieron resaltaron las condiciones de uno de los hombres más valiosos de la DC. Perseguido, detenido, relegado por 9 años y 2 tentativas de asesinarlo, Fuentealba salió fortalecido de la aversión de algunos de sus camaradas y el odio irracional del dictador, quien se empeñó en mantener su exilio.
El libro de González Camus tiene fundamentos irrebatibles. Basado en documentos, cartas y escritos de los archivos de Fuentealba, cedidos por éste al periodista, demuestran el valor, la honestidad y firmeza moral del hombre que enalteció a su Partido.
Allí se relata la opinión de uno de los mejores periodistas de la época; Eugenio Lira Maíz, quien en su libro “La Cueva de Alí Baba y los 45 Senadores”, dice: “… tiene personalidad y como todos los de menguada estatura, no se achica nunca. Demasiada fuerza interior para un cuerpo tan débil”.
De lo libros de Garviso ($ 5000) y González ($ 9000) se deduce con meridiana claridad, el título de mi columna; ocaso que se inicia en la cruel y sanguinaria dictadura, una de las más bárbaras de nuestra América, donde quedó clara la enorme diferencia entre izquierda y derecha que existe en este Partido pluriclasista.
Hay más para el ocaso de la DC. Del río revuelto que dejó la dictadura, se destaca la figura maquiavélica de Adolfo Zaldivar, Senador que no puede ocultar su descomunal ambición de llegar a la presidencia de mi país.
(¿psicosis?, ¿carácter?). Leamos lo que dice su hermano Andrés.
El diario El Mercurio, en su edición del Domingo 9 de Diciembre, Cuerpo D, en entrevista de la periodista Raquel Correa, Andrés escribe sobre Adolfo: “… Es muy de sus ideas. Dicen que los colorines son apasionados. Adolfo siempre fue impulsivo, independiente, de genio duro. Con capacidad de liderazgo” y finaliza diciendo: “… pero por el camino que vamos, no seremos presidentes ni de una Junta de Vecinos”. A reconocimiento de causa, relevo de pruebas.
Ente ellos, el Senador Mariano Ruiz Esquide, quien viajó expresamente desde Santiago. El Presidente de la Cámara, Patricio Walter. El Intendente, Ricardo Cifuentes. El Gobernador, Rolando Calderón, El Alcalde (s), José Manuel Peralta. El Presidente de la SALC (Sociedad de Creación y Acciones Literarias de la Región de Coquimbo), Arturo Volantines y naturalmente el personaje Central, Renán Fuentealba Moena.
Inició el acto el periodista y escritor Eleazar Garviso Gálvez. Autor del libro “Un Falangista olvidado”, fiel y claro reportaje (40 entrevistados), una veintena de libros y todos los medios de comunicación de la época) sobre quien fuera Diputado, Senador, Intendente Regional y 7 veces Presidente del PDC: Renán Fuentealba M.
En 2 horas – se hicieron cortas – quienes intervinieron resaltaron las condiciones de uno de los hombres más valiosos de la DC. Perseguido, detenido, relegado por 9 años y 2 tentativas de asesinarlo, Fuentealba salió fortalecido de la aversión de algunos de sus camaradas y el odio irracional del dictador, quien se empeñó en mantener su exilio.
El libro de González Camus tiene fundamentos irrebatibles. Basado en documentos, cartas y escritos de los archivos de Fuentealba, cedidos por éste al periodista, demuestran el valor, la honestidad y firmeza moral del hombre que enalteció a su Partido.
Allí se relata la opinión de uno de los mejores periodistas de la época; Eugenio Lira Maíz, quien en su libro “La Cueva de Alí Baba y los 45 Senadores”, dice: “… tiene personalidad y como todos los de menguada estatura, no se achica nunca. Demasiada fuerza interior para un cuerpo tan débil”.
De lo libros de Garviso ($ 5000) y González ($ 9000) se deduce con meridiana claridad, el título de mi columna; ocaso que se inicia en la cruel y sanguinaria dictadura, una de las más bárbaras de nuestra América, donde quedó clara la enorme diferencia entre izquierda y derecha que existe en este Partido pluriclasista.
Hay más para el ocaso de la DC. Del río revuelto que dejó la dictadura, se destaca la figura maquiavélica de Adolfo Zaldivar, Senador que no puede ocultar su descomunal ambición de llegar a la presidencia de mi país.
(¿psicosis?, ¿carácter?). Leamos lo que dice su hermano Andrés.
El diario El Mercurio, en su edición del Domingo 9 de Diciembre, Cuerpo D, en entrevista de la periodista Raquel Correa, Andrés escribe sobre Adolfo: “… Es muy de sus ideas. Dicen que los colorines son apasionados. Adolfo siempre fue impulsivo, independiente, de genio duro. Con capacidad de liderazgo” y finaliza diciendo: “… pero por el camino que vamos, no seremos presidentes ni de una Junta de Vecinos”. A reconocimiento de causa, relevo de pruebas.
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En Italia, cuna de la DC, nacida de la Encíclica del Papa León XIII, este Partido desapareció, al hacerse válido el eslogan “Manos Limpias”. En Chile Adolfo será su enterrador. Cuestión de tiempo para “El ocaso del PDC”.
Escrito por desde La Serena P.P. Villaflor
En Italia, cuna de la DC, nacida de la Encíclica del Papa León XIII, este Partido desapareció, al hacerse válido el eslogan “Manos Limpias”. En Chile Adolfo será su enterrador. Cuestión de tiempo para “El ocaso del PDC”.
Escrito por desde La Serena P.P. Villaflor
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