“Haber renunciado fue un gesto de gran dignidad de parte de Velasco. Cuando veo a algunos ‘cientistas políticos’ que dicen que eso fue contrario al régimen presidencial, pienso: qué tamaño de imbéciles para razonar así”.
"Nada menos que todo un hombre”, es lo que le gustaría que alguien dijera de él. Esa frase de Unamuno lo interpreta. Es la integridad con que le gustaría ser percibido. Porque así, a su vez, ha percibido a quienes más lo han influenciado. Entre ellos, su madre, Josefina. “Mujer adelantada a los tiempos. Feminista. Tuvo los cargos de consejera nacional y vicepresidenta del Partido Demócrata Cristiano”, cuenta.
También fue importante la presencia de Juana, la nana de la casa, con quien estuvo desde siempre y quien prácticamente lo crió, desde que vivía en la calle Libertad. Con esta mujer campesina y protectora enfilaba por las calles del Santiago antiguo conociendo una realidad desconocida. “Ella me mostró otro Chile, el de los conventillos, de los cités de la Estación Central, de las casas con piso de tierra, con braseros. Olor a parafina en invierno. Olor a pobreza”, evoca.
Adolfo Zaldívar Larraín, séptimo hijo de ocho hermanos. El colorín, el rebelde, el duro. Y así es cuando se refiere a la Democracia Cristiana y a la Concertación. Sus opiniones y palabras arrasan con la misma intensidad que un tsunami puede acabar con un pueblo entero. Pero cuando permite la entrada a su espacio personal, aparecen la emoción y las palabras cálidas hacia quienes ama.
“Sin duda, la gran mujer de mi vida es mi esposa. Ella encarna plenamente lo que yo siento por una mujer”. De Alicia Larraín, con quien, entre los tuyos, los míos y los nuestros, suman ocho hijos y siete nietos, dice que es muy bella y delicada.
“Me encanta su femineidad, además de que es muy capaz, profesionalmente realizada. Admiro lo que ha hecho. Juntos hemos sacado adelante a esta familia que es lo mejor que tenemos. En este problema con la DC, ella ha sido muy importante”, continúa.
El senador expulsado del partido que lo acunó durante 48 años estudió en los Hermanos Maristas y en el Luis Campino. A los 16 años terminó su escolaridad y entró a la Universidad Católica a estudiar Derecho.
Otras fuertes presencias en su vida fueron monseñor Crescente Errázuriz, monseñor Barros Larraín y el padre Alberto Hurtado. Gracias a él se acercó a una Iglesia comprometida con lo social. Pero Juana fue su principal entrada a ese mundo social, al compartir con ella sus vivencias y utopías.
- ¿El mundo de los cités?
- Sí. Es una experiencia no menor. Mi madre siempre decía que si Juana hubiera tenido mejor educación habría sido una líder social muy importante. Era muy inteligente, una mujer excepcional que lo entregó todo. Yo la quise mucho. Falleció el 31 de marzo de 1965, en mis brazos.
De Alberto Zaldívar Errázuriz, su padre, cuenta que era un hombre muy inteligente, con ideas políticas claras, similares a las de doña Josefina, pero venían de hogares muy distintos, él era muy conservador.
- ¿Más matriarcado que patriarcado en su hogar de infancia?
- No (sonríe), ella siempre se las ingenió para que mi papá fuera lo más importante.
Zaldívar fue campeón nacional de atletismo. Antes estuvo en el fútbol, incluso jugó como wing derecho en las divisiones inferiores de la UC con Ignacio Prieto. Julio Martínez dedicó líneas a su destreza.
Pero está claro. Cambió la pelota por la política.
SEGUNDO TIEMPO
- ¿Qué opina del cambio de gabinete?
Lamentablemente creo que la Presidenta, en la cual teníamos tanta esperanza y que nos ha defraudado tanto, termina atrapada por este poder transversal. La apoyé decididamente porque creí que iba a ser diferente. Ahora, ya la tiene del cuello, ahogada. En este gabinete, sin duda, la presidenta de la DC impone transversalismo. Ahora van a intentar proyectar una candidatura que no tiene ningún destino, con una ambición ya desatada Y para que no suceda lo de la vez anterior, cuando finalmente se apoyó a Bachelet, ponen a este ministro del Interior para que le haga todo el armaje. Pero esto se va a desplomar, porque no les da el ancho. Además, el país está cansado de esta Concertación que se mantiene por una máquina de poder a todo nivel, donde todos, desde los porteros hasta los ministros, no tienen independencia ni libertad.
- ¿Belisario Velasco fue independiente?
- Haber renunciado fue un gesto de gran dignidad de parte de Velasco. Cuando veo a algunos “cientistas políticos” que dicen que eso fue contrario al régimen presidencial, pienso: qué tamaño de imbéciles para razonar así. El régimen presidencial no puede pasar sobre la dignidad de los ministros, ni de las personas.
- ¿Para dónde se va a mover?
- Hay que rescatar el centro, creo que la DC definitivamente apuntó a la izquierda y, sobre todo, a una izquierda que es neoliberal, que dejó de ser izquierda. Más bien es un esquema de poder.
- Eso se oye grave.
- Pero piense que nosotros nos enfrentamos a la dictadura. Yo fui claramente contrario, hoy día escucho a gente que dice que estuvo, yo no los vi nunca. O sea, yo me enfrenté con una forma a como se hacían las cosas en el régimen dictatorial en Chile para hacer algo mejor, pero me doy cuenta de que la DC y la Concertación hoy día se alejaron de los valores y los principios por los cuales uno luchó.
- ¿Le duele la expulsión de la DC?
- Entienda que yo estuve 48 años, entré cuando estaba en el colegio. Piense que quien patrocinó mi ingreso fue Bernardo Leighton. Claro pues, es toda una vida. Y otro capítulo: en la hipocresía para llevar adelante la política, la DC no asume su responsabilidad en lo que fue el golpe.
- ¿No se siente un poco esclavo de sus palabras?
No y últimamente menos. Frente a esta situación de poder medio críptico que existe hoy día en Chile es lo que había que hacer. Yo estoy tremendamente decepcionado de lo que ha llegado a ser la DC gracias a la actual directiva que tiene y a esta gente que se adueñó del poder internamente. Los he enfrentado en los términos que corresponde. Creo que le estoy haciendo un bien al país, a la política, a los jóvenes. No tengo otra forma de actuar. No podía haber hecho algo distinto de lo que hice, soy muy responsable de lo que aprendí de mi madre, no me podía quedar callado. De una cosa puedo estar tranquilo: mis hijos no se van a avergonzar. Por eso, hablo de un nuevo referente.
- Una de las cosas hermosas de su vida, dice, fue la renuncia de los cinco diputados.
- “Que haya cinco personas que tengan esta entereza y, además, que lo hagan por las cosas que hemos estado diciendo en conjunto, a riesgo de todo; créame, ese gesto de lealtad a mí me compromete de por vida”.
- También, está ChilePrimero, ¿Hay espacio para tanto referente nuevo?
Yo creo que sí, Chile es diverso. Va a nacer algo nuevo. Porque ese mundo de los cités, de la pobreza, de las familias campesinas que venían del campo a la ciudad, esos jóvenes de clase media baja que con tanto esfuerzo de sus madres logran salir adelante. Ese mundo tiene que tener respuesta y ahí va a salir un verdadero referente que va a representar a la política chilena. No este establishment, no estos nuevos ricos que abjuran de lo que son. Yo me voy a jugar por eso.
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"Nada menos que todo un hombre”, es lo que le gustaría que alguien dijera de él. Esa frase de Unamuno lo interpreta. Es la integridad con que le gustaría ser percibido. Porque así, a su vez, ha percibido a quienes más lo han influenciado. Entre ellos, su madre, Josefina. “Mujer adelantada a los tiempos. Feminista. Tuvo los cargos de consejera nacional y vicepresidenta del Partido Demócrata Cristiano”, cuenta.
También fue importante la presencia de Juana, la nana de la casa, con quien estuvo desde siempre y quien prácticamente lo crió, desde que vivía en la calle Libertad. Con esta mujer campesina y protectora enfilaba por las calles del Santiago antiguo conociendo una realidad desconocida. “Ella me mostró otro Chile, el de los conventillos, de los cités de la Estación Central, de las casas con piso de tierra, con braseros. Olor a parafina en invierno. Olor a pobreza”, evoca.
Adolfo Zaldívar Larraín, séptimo hijo de ocho hermanos. El colorín, el rebelde, el duro. Y así es cuando se refiere a la Democracia Cristiana y a la Concertación. Sus opiniones y palabras arrasan con la misma intensidad que un tsunami puede acabar con un pueblo entero. Pero cuando permite la entrada a su espacio personal, aparecen la emoción y las palabras cálidas hacia quienes ama.
“Sin duda, la gran mujer de mi vida es mi esposa. Ella encarna plenamente lo que yo siento por una mujer”. De Alicia Larraín, con quien, entre los tuyos, los míos y los nuestros, suman ocho hijos y siete nietos, dice que es muy bella y delicada.
“Me encanta su femineidad, además de que es muy capaz, profesionalmente realizada. Admiro lo que ha hecho. Juntos hemos sacado adelante a esta familia que es lo mejor que tenemos. En este problema con la DC, ella ha sido muy importante”, continúa.
El senador expulsado del partido que lo acunó durante 48 años estudió en los Hermanos Maristas y en el Luis Campino. A los 16 años terminó su escolaridad y entró a la Universidad Católica a estudiar Derecho.
Otras fuertes presencias en su vida fueron monseñor Crescente Errázuriz, monseñor Barros Larraín y el padre Alberto Hurtado. Gracias a él se acercó a una Iglesia comprometida con lo social. Pero Juana fue su principal entrada a ese mundo social, al compartir con ella sus vivencias y utopías.
- ¿El mundo de los cités?
- Sí. Es una experiencia no menor. Mi madre siempre decía que si Juana hubiera tenido mejor educación habría sido una líder social muy importante. Era muy inteligente, una mujer excepcional que lo entregó todo. Yo la quise mucho. Falleció el 31 de marzo de 1965, en mis brazos.
De Alberto Zaldívar Errázuriz, su padre, cuenta que era un hombre muy inteligente, con ideas políticas claras, similares a las de doña Josefina, pero venían de hogares muy distintos, él era muy conservador.
- ¿Más matriarcado que patriarcado en su hogar de infancia?
- No (sonríe), ella siempre se las ingenió para que mi papá fuera lo más importante.
Zaldívar fue campeón nacional de atletismo. Antes estuvo en el fútbol, incluso jugó como wing derecho en las divisiones inferiores de la UC con Ignacio Prieto. Julio Martínez dedicó líneas a su destreza.
Pero está claro. Cambió la pelota por la política.
SEGUNDO TIEMPO
- ¿Qué opina del cambio de gabinete?
Lamentablemente creo que la Presidenta, en la cual teníamos tanta esperanza y que nos ha defraudado tanto, termina atrapada por este poder transversal. La apoyé decididamente porque creí que iba a ser diferente. Ahora, ya la tiene del cuello, ahogada. En este gabinete, sin duda, la presidenta de la DC impone transversalismo. Ahora van a intentar proyectar una candidatura que no tiene ningún destino, con una ambición ya desatada Y para que no suceda lo de la vez anterior, cuando finalmente se apoyó a Bachelet, ponen a este ministro del Interior para que le haga todo el armaje. Pero esto se va a desplomar, porque no les da el ancho. Además, el país está cansado de esta Concertación que se mantiene por una máquina de poder a todo nivel, donde todos, desde los porteros hasta los ministros, no tienen independencia ni libertad.
- ¿Belisario Velasco fue independiente?
- Haber renunciado fue un gesto de gran dignidad de parte de Velasco. Cuando veo a algunos “cientistas políticos” que dicen que eso fue contrario al régimen presidencial, pienso: qué tamaño de imbéciles para razonar así. El régimen presidencial no puede pasar sobre la dignidad de los ministros, ni de las personas.
- ¿Para dónde se va a mover?
- Hay que rescatar el centro, creo que la DC definitivamente apuntó a la izquierda y, sobre todo, a una izquierda que es neoliberal, que dejó de ser izquierda. Más bien es un esquema de poder.
- Eso se oye grave.
- Pero piense que nosotros nos enfrentamos a la dictadura. Yo fui claramente contrario, hoy día escucho a gente que dice que estuvo, yo no los vi nunca. O sea, yo me enfrenté con una forma a como se hacían las cosas en el régimen dictatorial en Chile para hacer algo mejor, pero me doy cuenta de que la DC y la Concertación hoy día se alejaron de los valores y los principios por los cuales uno luchó.
- ¿Le duele la expulsión de la DC?
- Entienda que yo estuve 48 años, entré cuando estaba en el colegio. Piense que quien patrocinó mi ingreso fue Bernardo Leighton. Claro pues, es toda una vida. Y otro capítulo: en la hipocresía para llevar adelante la política, la DC no asume su responsabilidad en lo que fue el golpe.
- ¿No se siente un poco esclavo de sus palabras?
No y últimamente menos. Frente a esta situación de poder medio críptico que existe hoy día en Chile es lo que había que hacer. Yo estoy tremendamente decepcionado de lo que ha llegado a ser la DC gracias a la actual directiva que tiene y a esta gente que se adueñó del poder internamente. Los he enfrentado en los términos que corresponde. Creo que le estoy haciendo un bien al país, a la política, a los jóvenes. No tengo otra forma de actuar. No podía haber hecho algo distinto de lo que hice, soy muy responsable de lo que aprendí de mi madre, no me podía quedar callado. De una cosa puedo estar tranquilo: mis hijos no se van a avergonzar. Por eso, hablo de un nuevo referente.
- Una de las cosas hermosas de su vida, dice, fue la renuncia de los cinco diputados.
- “Que haya cinco personas que tengan esta entereza y, además, que lo hagan por las cosas que hemos estado diciendo en conjunto, a riesgo de todo; créame, ese gesto de lealtad a mí me compromete de por vida”.
- También, está ChilePrimero, ¿Hay espacio para tanto referente nuevo?
Yo creo que sí, Chile es diverso. Va a nacer algo nuevo. Porque ese mundo de los cités, de la pobreza, de las familias campesinas que venían del campo a la ciudad, esos jóvenes de clase media baja que con tanto esfuerzo de sus madres logran salir adelante. Ese mundo tiene que tener respuesta y ahí va a salir un verdadero referente que va a representar a la política chilena. No este establishment, no estos nuevos ricos que abjuran de lo que son. Yo me voy a jugar por eso.
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